Vidal amenaza con bajarse de la reelección si los intendentes no acompañan el ajuste

El gobierno bonaerense esta dispuesto a jugar su mejor ficha para detener la caída de su imagen. Los intendentes del interior son clave para la discusión presupuestaria para el año que viene. Vidal cree que ya no tiene chances de dialogar con el peronismo.

La eliminación del fondo sojero dispuesta por el Gobierno nacional generó un verdadero tembladeral en la relación entre María Eugenia Vidal y los intendentes de su propio espacio, que en muchos casos dejarán de percibir sumas millonarias que podrían complicar los números de los distritos para este año y, sobre todo, para el año electoral que se aproxima, y la gobernadora está dispuesta a realizar su mejor jugada para aplacar la situación a fin de terminar el año en equilibrio político dentro de Cambiemos.

La mayoría de los intendentes oficialistas por ahora mantienen absoluto silencio sobre el tema y los pocos que se atrevieron a hablar manifestaron un tibio apoyo a las medidas del Gobierno nacional. Los mas osados prefirieron hablar de la necesidad de que los distritos aporten su "granito de arena" para evitar la crisis. Pero, hacia dentro del oficialismo, las cosas vienen siendo bien distintas y los jefes comunales manifiestan abiertamente su disgusto y preocupación ante el jefe de Ministros, Federico Salvai, que ya ordenó una ronda de reuniones para calmar la aguas.

En varios distritos, las partidas del fondo sojero ya tenían destino durante este año, por lo que el primer reclamo a la provincia fue la aplicación de algún mecanismo "compensador" para no desbalancear las finanzas locales. La negativa del Gobierno fue tajante, argumentando que la provincia no está en condiciones económicas de afrontar ese gasto, lo que tensó todavía más la relación con los municipios propios.

No había respuesta de parte del equipo económico porque la medida también tomó por sorpresa a la gestión bonaerense, que tenía amplias expectativas de que el ajuste comenzara a desacelerar durante este año, sobre todo, después de alcanzar acuerdos para la aplicación del pacto fiscal, el recorte en la obra pública y, en especial, el inicio de las negociaciones por el presupuestos 2019.

El oficialismo viene de sufrir una importante derrota en la Legislatura con la modificación de la Ley del Turf ya que no logró el consenso para eliminar los subsidios a esa actividad, fundamentalmente por la oposición de algunos intendentes de Cambiemos, que adelantaron que no iban a acompañar la iniciativa con sus legisladores por el alto costo político-electoral que la iniciativa tendría en sus distritos.

Pero la eliminación del fondo sojero fue la gota que rebalsó el vaso en los distritos y los intendentes pusieron el grito en el cielo porque entienden que la mayoría de las medidas de política económicas recaen sobre las arcas locales y eso complica las posibilidades electorales de cara al año que viene.

Por eso, la gobernadora decidió jugar con fuerza para evitar que las presiones internas sigan deteriorando su imagen y decidió poner a los intendentes entre la espada y la pared con el principal activo electoral de Cambiemos, que es todavía su propia figura, sobre todo en el interior, donde, a pesar de los problemas, sigue muy por encima de cualquier dirigente de la oposición.

“Si no dejan de quejarse por el ajuste y salen a apoyar con fuerza las medidas económicas, es probable que María Eugenia no se presente el año que viene”, es el mensaje que va a cerrar las reuniones de la próxima semana si los intendentes oficialistas siguen presionando por el reparto de los fondos de la provincia. En la mesa chica de Cambiemos están convencidos de que el apoyo de Vidal tiene hoy más valor que cualquier obra o partida presupuestaria y están dispuestos a negociar esa ficha para sortear el mal momento que atraviesa la gestión.

La Matanza