Vacío de poder: la frase que está en boca de todos

Hubo martes negro en los mercados: cayeron los bonos y las acciones, se devaluó aún más el dólar y subió el riesgo país. Números oscuros de una economía incierta mientras en la política se extiende una idea: en la Argentina hay vacío de poder.

Hubo martes negro en los mercados: cayeron los bonos y las acciones, se devaluó aún más el dólar a pesar de la intervención del Banco Central y subió con fuerza el riesgo país. Números oscuros de una economía incierta mientras en la política se extiende una idea: en la Argentina hay vacío de poder. El Fondo Monetario Internacional (FMI) no sabe con quién sentarse a negociar el programa económico, Mauricio Macri perdió autoridad y Alberto Fernández no quiere pagar el costo de una crisis que lo tiene todavía como candidato y sin responsabilidades oficiales de gobierno.

La reunión bilateral de ayer entre los técnicos del Fondo y el Frente de Todos (FdT) preanunció la tormenta de hoy. Según distintas fuentes periodísticas, Alejandro Werner, director para el Hemisferio Occidental, trató a Alberto Fernández como virtual presidente y pidió empezar a coordinar en conjunto el plan económico. “Yo solo soy candidato”, fue la seca respuesta del exjefe de Gabinete, que estuvo escoltado por su jefe de campaña, Santiago Cafiero, y los economistas Guillermo Nielsen y Cecilia Todesca.

Al terminar el encuentro, el FdT emitió un durísimo comunicado. “Quienes han generado esta crisis, el Gobierno y el FMI, tienen la responsabilidad de poner fin y revertir la catástrofe social que hoy atraviesa a una porción cada vez mayor de la sociedad argentina”, señaló la misiva, en la que se reiteró el malestar por el hecho de que "los créditos otorgados por el FMI al Gobierno nacional hayan sido utilizados, en gran parte, para financiar la salida de capitales".



Eso no fue todo. Integrantes del albertismo que presenciaron la reunión dejaron trascender ante la prensa que los miembros del Fondo se mostraron particularmente preocupados por el “vacío de poder” que atraviesa la Argentina. Ese fue el término que circuló hoy en los principales círculos de toma de decisiones. Empresarios, inversores y políticos empiezan a advertir que Mauricio Macri tiene poco control y menor margen de maniobra sobre el proceso político, económico e institucional del país.

¿Los técnicos del Fondo pidieron un adelantamiento de las elecciones? Ese fue otro de los mensajes filtrados desde el Frente de Todos, que el FMI se encargó de desmentir enfáticamente. Haya sido mencionado o no, la iniciativa es de impracticable cumplimiento. La Constitución nacional exige que los comicios generales sean dentro de los dos meses previos al fin de mandato, fijado para el 10 de diciembre. Es decir, a lo sumo, se podría adelantar las elecciones apenas dos semanas hacia el domingo 13 de octubre. Demasiado ruido institucional para una modificación tan pequeña.

“Me encantaría empezar a trabajar con el FMI pero solo soy candidato”, repitió hoy Alberto Fernández a la prensa, y admitió que se habló en la reunión bilateral de “vacío de poder” pero para referirse al limbo institucional que hay entre las PASO y las generales de octubre.

¿Cuál es la postura del Gobierno? Había intentado superar el clima derrotista con la movilización a plaza de Mayo del sábado, pero las últimas 48 horas volvió a demostrar la notable debilidad institucional que padece. Macri sigue detentando los atributos formales de poder pero ve cómo su influencia y poder se licúa día a día. “Si nos toca ser oposición, vamos a apoyar las cosas que estén bien”, señaló hoy en una jornada organizada por la entidad agropecuaria Coninagro.

La Casa Rosada dejó de ser el centro de poder político en la Argentina. Alberto Fernández es percibido por todos los actores como presidente electo, aunque todavía no lo es. El Fondo está más atento a los movimientos del Frente de Todos que a los del oficialismo. Los gobernadores se plantaron frente a Macri y los mercados le soltaron la mano al Gobierno. La crisis económica se está alineando con la crisis política, una tormenta perfecta que recién empieza y aún no se sabe cómo puede terminar.

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