Portezuelo del Viento: entre dichos y entredichos

OPINIÓN. Se podrán discutir muchos factores sobre Portezuelo del Viento, pero lo deben discutir los mendocinos que son quienes ponen el dinero, son los usuarios originarios de sus ríos (según ratifico la propia Corte Suprema) y quienes a través de la historia supieron administrarlos para hacer de un desierto un vergel que admira el mundo.


“Nadie puede alegar su propia torpeza” reza un viejo dicho y se podría aplicar en el caso del largo, y ya a esta altura inentendible, conflicto entre La Pampa y Mendoza.

El litigio “por el agua” tiene un módulo ineludible que no debe dejarse de lado que es el componente demagógico extremo de la política argentina, sobre todo, en los procesos políticos provinciales. Así como en Mendoza la Ley 7722 y la actividad minera no admiten ningún tipo de raciocinio a la hora de su discusión política, a la corta distancia que separa Mendoza de Santa Rosa parece ser similar la relación de la política pampeana con el agua de los ríos que nacen en Mendoza.

Así como en Mendoza cada vez que se discute el tema minero nada parece alcanzar, en La Pampa el agua de Mendoza es un tema irresoluble, ni siquiera importa que el Tribunal Superior de la Nación ya haya dado su veredicto.

El conflicto entre ambas provincias por el agua viene de 1941 cuando Mendoza construyo el sistema hidroeléctrico Los Nihuiles, en San Rafael, un conjunto de presas sobre el Río Atuel cuya construcción según La Pampa frenó el escurrimiento del río hacía la cuenca del Desaguadero-Salado-Chadileuvú produciendo la desertificación de la zona pampeana de los Bañados del Atuel.



El conflicto se saldó en 1973 a favor de los pampeanos y por decreto provincial Mendoza le abona el 50 por ciento de las regalías de producción de energía de Los Nihuiles a La Pampa.

Años más tarde, en 1976, las provincias y el Ministerio del Interior pusieron su firma en un programa único para la distribución de caudales y administración de las áreas bajo riego y en ese mismo instrumento se creó el ahora famoso COIRCO (Comité Interjurisdiccional del Río Colorado. De acuerdo con este tratado y sus funciones el COIRCO debe verificar que la forma en que se construya Portezuelo sea compatible con el programa.

Hace apenas un par de años Horacio Collado supertintendente del Comité (ahora subsecretario de recursos hídricos de Neuquén) aseguraba “En el contexto actual, es favorable que se haga la obra, pero teniendo en cuenta las condiciones de las provincias aguas abajo” y agregaba “La Pampa está en desacuerdo por la discusión que yace sobre el río Atuel con Mendoza, que está judicializado” pero “esta judicialización que se tiene sobre el Atuel escapa al COIRCO en general. En lo personal, yo creo que es positivo que la obra se lleve a cabo, porque todas las provincias tienen áreas que pueden ser explotadas y no tienen regulación. Esa regulación sí se las daría Portezuelo”.

Aquí ni siquiera hay divisiones o distinciones partidarias si analizamos la historia de esta novela de la década del 50. Veamos:

La posibilidad de explotar el potencial del Río Grande (el de mayor caudal de Mendoza) comenzó a formar parte de posibles políticas de estado en 1950 cuando comenzaron los estudios para construir una represa de importantes dimensiones en Malargüe, pero la idea quedo trunca con el derrocamiento de Juan Domingo Perón en 1955.

A fines de la década del 60 se reiniciaron los estudios sobre el Río Grande con el objetivo de aumentar las zonas bajo riego del sur de Mendoza y a comienzos de los 70 en el gobierno de facto de Alejandro Agustín Lanusse se firmó un contrato con la empresa Harza para profundizar el estudio de factibilidad de una represa hidroeléctrica.

En la década del 90 (1993) durante la gobernación de Rodolfo Gabrielli, Mendoza promulgó la Ley N°6.064, que declaró la obra hidroeléctrica y de riego de interés provincial con la realización de nuevos estudios de factibilidad.

En el 2006 el gobernador Julio Cobos y el ex presidente Néstor Kirchner junto al jefe de Gabinete, Alberto Fernández, firmaron el compromiso para derivar el dinero del acuerdo extrajudicial en compensación por los perjuicios ocasionados a Mendoza por la promoción industrial, que beneficiaba a las provincias vecinas de Cuyo en detrimento de la economía local, a la construcción de la ansiada obra

En 2016, el presidente Mauricio Macri y el gobernador Alfredo Cornejo rubricaron un convenio que aceleró todos los procesos, realizándose en 2017 los estudios geológicos y geotécnicos, además de aprobarse las normas de llenado del embalse por parte del COIRCO que también aprobó los estudios de impacto ambiental. Al mismo tiempo, la Universidad Nacional de Cuyo terminó sus informes arqueológicos y antropológicos con resultados positivos.

El 19 de marzo de 2019 el COIRCO con el voto positivo de Buenos Aires, Río Negro y Mendoza, el negativo de La Pampa y la ausencia de Neuquén (parece que en ese momento el tema no le interesaba) aprobó el estudio de impacto ambiental de toda la cuenca del Río Colorado realizado por la Universidad Nacional de La Plata y la Universidad Nacional del Litoral a través del Acta N° 857”. Y en junio de 2019 se firmó entre Alfredo Cornejo y Rogelio Frigerio el acta final que establecía la forma en que se giraría el dinero a Mendoza para cumplir con el pago acordado por Kirchner y Cobos.

Hoy la muñeca política le devolvió a La Pampa la postergación de una obra que hasta podría serle beneficiosa en la regulación de los caudales; imposible no pensar mal y acertar otra vieja máxima. ¿Qué busca La Pampa? Quizás una nueva fuente de ingresos económicos logrando que el conflicto se resuelva como el de Los Nihuiles, con Mendoza entregando parte de las regalías que produzca en materia energética la nueva presa, construida 100 por ciento con dinero de la Provincia de Mendoza y que como dijimos ya tiene todos los estudios de impacto ambiental realizados, fallo judicial y laudo presidencial.

El primer estudio de impacto ambiental fue realizado por el MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts) quizás uno de los centros universitarios y tecnológicos más importantes del Mundo. Hubo un segundo estudio realizado por la Universidad Nacional de Cuyo qué como a La Pampa no le convencía se encargó uno tercero a la Universidad Nacional de La Plata junto a la Universidad Nacional del Litoral a la postre, como ya dijimos, aprobado por el COIRCO

Mendoza es una provincia con apenas 4 por ciento de su superficie irrigada, lejos del privilegio que tiene La Pampa donde en casi todo su territorio el agua no le llega del deshielo sino del cielo dándole las mejores tierras para ser un verdadero corazón de la producción de alimentos en la Argentina y en el Mundo.

Para Mendoza regular el agua que nos brinda cada deshielo es fundamental y así lo ha hecho desde nuestros pueblos originarios con canales, acequias y presas, logrando a partir de ese esfuerzo, tener en ese apenas 4 % de territorio cultivable los mejores vinos del mundo, producir energía para bridar al sistema interconectado nacional y desarrollar un polo enoturístico de nivel mundial.

Portezuelo del Viento no es solo una obra hidroeléctrica que aportara energía para abastecer en promedio una ciudad del tamaño de Bahía Blanca es además una obra que puede cambiar el futuro de un vasto territorio del sur mendocino creando un nuevo oasis productivo de miles de hectáreas que se podrán irrigar con el control del caudal (que también beneficiara a La Pampa) además de un nuevo polo turístico.



Decíamos al principio que nadie puede alegar su propia torpeza, La Pampa, privilegiada por la naturaleza, confía en el cielo para regar sus campos y recoger sus cosechas, quizás si hubiera tenido la previsión de Mendoza inviertiendo, por ejemplo, en obras hídricas las regalías que obtuvo y obtiene de Los Nihuiles, hoy su escaso territorio desértico sería otro. También podría regular su agua y brindársela a sus habitantes, no como es hoy que poblaciones pampeanas lindantes con Mendoza son provistas de agua desde la provincia cuyana a través del acueducto Punta de Agua – Santa Isabel que fue construido por los mendocinos también como parte de los acuerdos por Los Nihuiles.

Se podrán discutir muchos factores sobre Portezuelo del Viento, pero lo deben discutir los mendocinos que son quienes ponen el dinero, son los usuarios originarios de sus ríos (según ratifico la propia Corte Suprema) y quienes a través de la historia supieron administrarlos para hacer de un desierto un vergel que admira el mundo.

La desesperación por prolongar el conflicto en torno a una obra que ya tiene todas sus instancias legales saldadas y que también beneficiara a La Pampa parece no tener demasiado sentido, excepto el famoso “Piensa mal y acertaras”.


Sobre el Autor

Marcelo López Álvarez es periodista de Mendoza.


Diarios Argentinos