¿Por qué hablar de grooming?

OPINIÓN. En una encuesta de Grooming Argentina, el 48.9% de los niños, niñas y adolescentes fueron agregados a un grupo de WhatsApp por desconocidos sin su consentimiento. El 56,4% de los niños, niñas y adolescentes habla con personas desconocidas en Internet. Al 35.4% de los niños, niñas y adolescentes les han pedido que enviaran fotos desnudo/a o con poca ropa...


En momentos en que las pantallas son aliadas de la comunicación, del trabajo, del juego, de la compañía y más, no están libres de ser también una amenaza tal vez tan seria como la pandemia. ¿Pero son las pantallas y las redes sociales las que representan una amenaza? ¿O el uso de ellas para cometer los mismos delitos de siempre, pero actualizados y tecnificados? ¿Sabemos a qué se exponen y a qué exponemos a nuestros hijos cuando dejamos que consuman redes? ¿Suponemos que ellos saben y pueden? ¿En quiénes delegamos el cuidado?

Si preguntamos quién dejaría a su hijo/a de 10, 11, 12 años solo en un boliche bailable a las 3 de la mañana, o en la estación Retiro o en la estación Constitución solo a las 2 o 4 de la mañana, ¿quién contestaría que lo haría y se quedaría tranquilo porque “está bien”?

Sin embargo, la mayoría de los niños y niñas navegan por las redes y sus padres creen que “están seguros” en un ámbito tan peligroso o más que los antes citados.

El grooming  es un delito penal. Es la utilización de medios electrónicos destinados a ejercer influencia sobre un niño, niña o adolescente para que realice prácticas sexuales explícitas o actos con connotación sexuales. Quienes lo llevan a cabo van a utilizar diferentes estrategias a través de redes sociales para ganarse la confianza de niños y jóvenes, antes de abusar sexualmente de ellos en el mundo real, o extorsionarlos y obtener imágenes que alimentarán el creciente mundo de la pornografía mal llamada “infantil”, o incluso captarlo para la trata y prostitución.

Sí, todos finales trágicos que siempre pensamos que solo le pasan al “otro”. Por eso, cuando niños de 10 años se toman fotos desnudos y las comparten con quienes piensan que son sus “compañeros/as”, los padres solo sonríen con complicidad, interpretando un ingreso temprano y divertido a los placeres de la seducción y la sexualidad, todo un “ganador/a”, sin saber si está siendo víctima de engaños, de grooming, o si sus imágenes, parte indisoluble de su identidad, circularán por siempre en las nubes del ciberespacio, incluso cuando ya se arrepienta o no quiera que estén.

Hace poco se publicó una encuesta de Grooming Argentina, fueron encuestados 4276 niños, niñas y adolescentes de entre 9 y 17 años entre junio de 2019 y febrero de 2020, en todo el país. Algunos de los resultados más sorprendentes son:

El 48,9% de los niños, niñas y adolescentes fueron agregados a un grupo de WhatsApp por desconocidos sin su consentimiento.

El 56,4% de los niños, niñas y adolescentes habla con personas desconocidas en Internet.

El 26% de los niños, niñas y adolescentes se encontraron personalmente con alguien que conocieron por Internet (un 10% de los niños y niñas menores de 13 años fueron al encuentro personal con un desconocido).

Al 35,4% de los niños, niñas y adolescentes les han pedido que envíen fotos desnudo/a o con poca ropa.

El 33,49% de los niños, niñas y adolescentes recibieron imágenes o videos de contenido sexual de un desconocido.

La necesidad de cuidado del sujeto creciente, del niño, niña y adolescente, es una condición inmanente al ser humano y es también indelegable.

Desde Argentina Cibersegura recomiendan algunas preguntas que podés tratar de responder con tus hijos: ¿Qué redes sociales estás utilizando? ¿Qué aplicación tenés instalada en el celular? ¿Qué tipo de información intercambiás en esa red social o aplicación? ¿Qué te divierte? ¿Por qué la utilizás? ¿Revisaste las configuraciones de privacidad? ¿El perfil es abierto o cerrado? ¿Cualquiera puede ver lo que subís? ¿Cuántos contactos tenés? ¿Los conocés en el mundo físico? ¿Hay algún evento que se esté organizando por la web y que podría ir gente que no conocés? ¿Tenés activada la geolocalización en tu celular? ¿Publicás información sensible como tu ubicación, el domicilio, la escuela a la que vas, en sitios web públicos? ¿Hay alguna persona que te esté molestando en las redes sociales? ¿Viste alguna agresión a algún amigo?

Y más allá de las preguntas que elijamos hacerles o el modo de preguntarles, lo importante es habilitar el diálogo, saber que el “mundo virtual” es también “real” y que las decisiones que se toman allí también afectan e impactan en la vida, en los afectos, en la identidad y en la integridad física y sexual.


Sobre la autora


Dra. Silvia Ongini. Es psiquiatra Infanto-juvenil, Co-fundadora de CePASI (Centro de Prevención de Abuso sexual en la infancia)


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