Ojalá que el día sea verde

Por: Daniela Barbieri


Hoy se va a tratar en la Cámara de Diputados el proyecto para convertir en ley la despenalización del aborto. Hoy, después de meses de debate en comisiones, se va a discutir y votar en el recinto un proyecto que carga en sus espaldas años de luchas.

Hoy, los diputados y diputadas van a tener que votar si están a favor del aborto legal o si quieren que continúen abortando mujeres, niñas y adolescentes clandestinamente.

Hoy, después de décadas de que el aborto sea un tema tabú, de invisibilización y estigmatización, las calles, las escuelas, los hospitales, las unidades básicas, los comités, los centros culturales, las universidades y muchos lugares más se pintaron de verde, gracias a la lucha de gran parte de la sociedad que le puso palabras a algo de lo que costaba mucho hablar y que realizó una campaña de concientización gigante para desenterrar prejuicios.

Hoy, son los y las representantes del pueblo, elegidos con nuestro voto, los que deciden con el suyo sobre un tema que tanto dentro de la Cámara de Diputados como fuera genera mucha controversia y sobre el cual hay visiones contrapuestas.

Hoy, los y las que estamos a favor del proyecto decimos una vez más, y lo gritamos más fuerte que nunca, que a favor de la vida estamos todos. Esa no es la cuestión que estamos debatiendo y demandando. Lo que se vota hoy en el Congreso es: aborto legal o aborto clandestino.

Hoy, los que estamos a favor del proyecto respetamos cualquier creencia religiosa y los valores de los que piensan distinto, pero también pedimos terminar con la hipocresía. Porque los abortos existieron, existen y existirán. En todas las clases sociales, en todas las provincias, en todos los barrios del país y con mujeres de todas las edades. Seamos honestos y dejemos de lado las perspectivas individuales. Hay una problemática que existe y una sociedad que demanda una respuesta por parte del Estado. Solo desde esa perspectiva es que se puede legislar para el bien común.

Hoy, mientras el Congreso debate, el Estado está ausente cuando niñas, adolescentes y mujeres pobres mueren en la marginalidad o de forma casera al abortar. El Estado también está ausente cuando mira para otro lado y no regula los abortos que ilegalmente se realizan en clínicas privadas. Allí donde van las mujeres que sí pueden pagar para no morir. Clínicas privadas clandestinas donde nadie se hace responsable por la práctica médica, pero donde muchos lucran con el negocio.

Hoy, los datos internacionales demuestran que la mayoría de los países desarrollados tienen despenalizado el aborto. Hoy los argentinos tenemos la posibilidad después de un largo debate, que debería enorgullecernos como sociedad, de dar el primer paso para lograr pintar de verde nuestro rinconcito sureño del mapa.

Hoy, estamos luchando porque el aborto legal, seguro y gratuito sea ley. En el pasado hubo otras luchas donde fue necesario separar a la Iglesia del Estado. Lo cual no significa no respetar a todos, sino todo lo contrario, significa tener un Estado laico que represente a todos los argentinos.  La ley de divorcio y la ley de matrimonio igualitario en su momento generaron controversia, pero después de su sanción y aplicación significaron más derechos.

Hoy, estamos con los pañuelos verdes pidiendo aborto legal para no morir, anticonceptivos para no abortar y educación sexual para decidir. Hoy, si los diputados y las diputadas votan a favor de la ley nadie pierde nada, mañana los que están en contra de la despenalización se van a despertar con los mismos derechos, pero muchas mujeres vamos a haber ganado el derecho a decidir sobre nuestros propios cuerpos y a que el Estado se haga presente para que ninguna mujer más muera producto de la desigualdad y en la clandestinidad.

Hoy, ojalá que el día sea verde.

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