Mariana Berdondini: "Las polarizaciones no son generadas por las redes, son constitutivas de lo social"

A 6 días para las elecciones, EPD dialogó con la politóloga e investigadora sobre la incidencia de la ciencia de los datos y las plataformas virtuales en el actual escenario político, el resultado de las PASO y las demandas del electorado.

Por Valeria Maggio y Sebastián Reinaga


El camino hacia las elecciones legislativas estuvo signado por la profundización de los antagonismos, las polémicas y la degradación entre los candidatos. Esta característica del escenario político encontró su plataforma de funcionamiento en las redes sociales, que desde hace algunos años se convirtieron en un espacio protagónico del debate público. Por esta razón, a 6 días para las elecciones legislativas, el País Digital conversó con Mariana Berdondini, politóloga e investigadora especialista en representación política.

Durante la charla con este medio, la doctora en Ciencias Políticas sostuvo que "las polarizaciones no son generadas por las redes sociales, sino que son constitutivas de lo social" y que las plataformas virtuales "son una instancia más", pero señaló que el espacio físico y territorial sigue siendo relevante para pensar la política.

Por otra parte, en relación a la irrupción del Big Data en el escenario político, afirmó que el poseer un masivo caudal de datos e información sobre el perfil del electorado no asegura el éxito en las urnas. En ese sentido, remarcó que el gran desafío de esta época es hacer una correcta utilización de esta herramienta.

Finalmente, la autora del libro "Lo Representable", pujas públicas, actores, arenas parlamentarias y leyes candentes en la política argentina, hizo hincapié en que la democracia "decae como forma de sociedad" en tanto "se incrementan las desigualdades sociales".  "Este fenómeno no es exclusivo de Argentina, pero en nuestro país tiene una magnitud que debe interpelarnos social y políticamente", afirmó.


¿Qué análisis hacés del resultado de las Paso? ¿Se puede medir cuánto influyó la pandemia?

Más allá de que los oficialismos suelen ser los principalmente evaluados en estas instancias intermedias, lo que sucedió es que hubo una contundencia en la diferencia entre la coalición del Frente de Todos y la coalición Juntos que no habiá sido avisorada y que sorprendió. En este sentido, tenemos que contextualizar y pensar en la incidencia de la pandemia, en casi año y medio de emergencia sanitaria que lleva gobernando la actual gestión nacional y también los oficialismos en cada provincia, que supone un contexto difícil en el cual temas y problemas que estaban presentes en la agenda política se han agravado o han implosionado, incluso, y donde vemos que particularmente la cuestión de la recesión económica, la creciente desigualdad social y los problemas en seguridad van asumiendo otra entidad que están marcando un sentido a los gobiernos. 

Por otro lado, hay que pensar la recuperación de Juntos, una coalición que había quedado golpeada tras las elecciones presidenciales de 2019, pero que logró reponerse de una manera importante de cara a las legislativas. De todos modos, no hay que pasar por alto que fueron internas y lo que se eligieron fueron los candidatos y las candidatas entre las fuerzas y el próximo domingo vamos a ver qué sucede finalmente en los comicios generales.    

Otro análisis que se desprende del resultado de las PASO es la consolidación de dos coaliciones como son el Frente de Todos y Juntos que van configurando el espacio que presenta la política argentina y vamos viendo también cómo van articulando internamente sus diferencias y fuerzas, y al mismo tiempo cómo reconfiguran estas relaciones entre oficialismo y oposición.

Y por otro lado, lo que reveló el resultado de las primarias fue una interna al interior de la propia coalición gobernante que se reconfiguró respecto a cómo venía gobernando, y en esta manifestación de las diferencias veremos cómo van resolviendo los principales desafíos como gobierno, porque una cosa es ganar las elecciones y otra cosa es gobernar.  


De cara a las próximas elecciones, ¿cuáles crees que son las problemáticas principales que manifiesta el electorado?

Las principales problemáticas que manifiesta el electorado tienen que ver con la economía, la cuestión del empleo, la implosión que produjo la pandemia. Argentina venía de indicadores de actividad económica muy malos, muy difíciles. El gobierno del presidente Mauricio Macri dejó a la Argentina en un estado de mucha debilidad y el Frente de Todos se encuentra en un contexto de fragilidad y con una pandemia de por medio que es una contingencia que inusitada que debieron sortear, en el cual mucho de los problemas que tienen que ver con la pobreza, la desigualdad creciente y la seguridad se vieron agravados por la emergencia sanitaria. Estas cuestiones marcan una agenda que interpelan a los gobernantes porque la ciudadanía está reclamando respuestas y soluciones que a su vez generan una gran disconformidad y también un hiato que siempre está presente entre representantes y representados. Esto tiene que ser leído a la hora de pensar qué están diciendo las urnas. Estas manifestaciones deben ser tomadas más allá del resultado a quien beneficia porque trasciende al oficialismo y la oposición porque ponen en agenda una situación social que hay que atender.


Seguimos viendo que en muchos debates políticos se utilizan “chicanas” sexistas y estigmatizantes hacia las mujeres participantes. ¿Por qué crees que se sigue dando esto aún en el 2021? ¿Crees que falta mucho para que se revierta esta situación?

La vigencia de la violencia política hacia las mujeres está revelando años y años de relaciones desiguales y autoritarias entre mujeres y varones. Las mujeres hace mucho tiempo vienen clamando, denunciando e interpelando ese orden desigual, y la política es uno de los espacios centrales donde hay que persistir en esa demanda de igualdad. Entonces, estos discursos sexistas que evidencian violencia de género, porque hay violencia de género en estos mensajes, van a llevar tiempo erradicarlos y vamos a seguir viendo este tipo de escenarios que tratan justamente de subyugar, de desestimar. Esto revela el nivel de permanencia que el patriarcado tiene en nuestra sociedad y en el cual la mujer tiene mucho para batallar aún. Pero vamos a persistir en este sentido porque las luchas políticas son así, llevan tiempo y años porque hay deshacer estructuras que están hace mucho tiempo. El lugar de las mujeres es una lucha que el feminismo viene estableciendo desde hace décadas que va revelando distintas facetas alrededor de los discursos y las prácticas.


¿La no comunicación o la degradación del discurso del adversario (discursos de odio) es un síntoma de época que se profundizó con la irrupción de las redes sociales?

Los antagonismos y las polarizaciones no son nuevas ni son generados por las redes sociales ni el Big Data sino que son constitutivos de los social y la política siempre imprime sentidos en condiciones que son conflictivas. En este sentido, el espacio público es un terreno de disputa y la esfera digital virtual conforma un espacio más donde convergen estas divergencias. Lo que no podemos desconocer que en el contexto actual el espacio de las redes sociales se convirtió en nodal y estratégico a la hora de pensar las luchas y las pujas políticas. 

Hoy tenemos que reconocer que el mundo político ha mutado y ha modificado las maneras de relacionarse con la ciudadanía y la participación se da a través de distintos mecanismos en donde lo virtual ha tomado gran protagonismo. Los gobiernos tomaron nota de esto y diseñan parte de sus estrategias de acercamiento a partir de este fenómeno.

Por otra parte, en las redes sociales puede suceder que se exacerben unas formas de violencia, esta cuestión de los odiadores, pero también hay lógicas de organización colectiva que pueden forjar comunicación horizontal y democrática. A su vez, los mismo mecanismos que pueden propagar mayores niveles de conflicto también facilitan dinámicas de activismo social y política que en otro contexto serían más difícil de vibilizar. Estos son los dilemas que vamos conociendo del uso de las redes sociales y los grandes datos.


¿Qué papel juega el Big Data en el escenario político actual?

Cuando hablamos de Big Data hacemos referencia a una gran cantidad de datos que circulan en las redes sociales y en las plataformas de internet que están a disposición de los investigadores, donde intervienen distintos procesos. 

Sin duda, la gran actividad de las redes sociales y de las ciencias de datos nos interpelan acerca de cómo se relacionan el espacio presencial y lo digital. Entonces, los modos de captar la atención por parte de los gobiernos y los políticos hacen que ese conjunto de datos gane un protagonismo que en los análisis políticos anteriores no tenía. Pero, esta es una percepción personal, el análisis político no se puede limitarse a ese aspecto de la realidad, que son los datos y lo que circula en las redes sociales, sino que se debe pensar la política más allá de la virtualidad. Este es el desafío a la hora de acercanos a esta gran herramienta que el escenario político actual nos está trayendo a la hora de pensar la política contemporánea.


La "sociedad digitalizada" o "enjambre digital" del hablás en uno de los capítulos de "Ciencias Sociales y Big Data", ¿se lo puede tomar como espacio que representa una porción minoritaria del electorado que no incide en el humor social?

Este espacio digital de socialización en donde se habla de "micro mundo", "sociedad digitalizada" o "emjambre digital", que son espacios diferentes que refieren no necesariamente a lo mismo, nos encontramos que  se ha convertido en un punto de encuentro y disputa y que es un lugar más de la política, pero no quiere decir que la política esté limitada a ese espacio. Probablemente la pandemia la pandemia y el uso exacerbado que hicimos de la socialización del espacio digital y las plataformas web quiere hacer ver a ese lugar como prioritario, pero no es el único. Lo presencial y lo territorial sigue teniendo relevancia a la hora de pensar la política. 

En relación al humor social, insisto en que el espacio digital es un lugar central y nodal para sentir, transitar, habitar e interpelar el espacio público, pero no es el único. Por eso hay una tensión latente entre el espacio presencial y virtual a la hora de pensar la política. Los políticos no pueden obviar la atención a estos espacios pero tampoco se pueden exacerbar lo que sucede en las redes sociales, que son una instancia más de lo social.  

Otra cosa que hay que atender a la hora de pensar este tema son las brechas de acceso existentes y las desigualdades sociales y políticas, donde lejos de pensar que hay una gratuidad más bien hay que pensar que predomina una concentración en pocas manos de un caudal de información y de datos que es inusitado. Este es un aspecto de la realidad que se debe atender a la hora de pensar lo social y lo político.

Entonces, como toda herramienta los grandes datos y el cúmulo de información que circula por las redes sociales y que son la masa sobre la que trabaja la ciencia de datos, la diferencia radica en cómo se usa ese caudal de información. Por este motivo, yo enfatizo en que los datos per se no van a ganar elecciones, cada voto cuenta, y si bien hay una masa de datos disponibles para conocer los gustos y el perfil de la ciudadanía esa no es la solución para interpelar a un electorado. Esa masa de datos no garantiza el éxito de un discurso político, sino que ahí está el desafío respecto a la toma de decisiones y a la diferenciación de los que supone un perfil técnico político que tiene que ver con el diseño de una estrategia comunicacional. Ahí está la complejidad que existe en la actualidad en donde el auge y la expansión de internet,  el uso de las redes sociales y las tecnologías de la información se articulan con los medios tradicionales a la hora de captar políticamente a un electorado.

Justamente, en el libro Ciencias Sociales y Big Data tratamos de revisar los múltiples desafíos que trae esta dimensión, este que hacer político y este aspecto nodal de la vida contemporánea, porque vemos que se aceleró con la pandemia todo este conjunto de fenómenos, pero que sin embargo queda mucha tela para cortar. 


En una entrevista reciente sostuviste que la democracia se sostiene  como régimen político y decae como forma de sociedad.   ¿Por qué?

Fue una cita que hice a partir de un libro de Pierre Rosanvallon, "La Sociedad de Iguales", que lo interesante que tiene es pensar que la democracia no solamente es un régimen político sino que también es una forma de sociedad. En lo que pretendí llamar la atención en este sentido es al incremento de las desigualdades sociales que se tornaron escandalosas. Este es un aspecto que no podemos soslayar a la hora de pensar los desafíos políticos. Por este motivo, me refiría a que la democracia decae como forma de sociedad porque tuvo como horizonte y se fundó con una idea de igualdad política, una igualdad en términos de un hombre, una voz, un voto. Entonces el crecimiento de las desigualdades es un desafío en nuestras sociedades que es fundamental, si bien es algo que no solamente sucede en Argentina, pero me parece que en nuestro país estamos atravesando un derrotero que nos tiene que interpelar social y políticamente

Esa fue la razón de mi afirmación, quise poner el foco en este aspecto poque lejos de ver que vamos pudiendo responder y resolver algunas cuestiones en términos de las posibilidades de acceso y participación, hoy se siguen incrementando esas desigualdades. 

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