Las claves de la economía de Evo Morales

La historia argentina nos lleva a pensar que tras una fuerte crisis política hay una crisis económica, pero no sucede lo mismo en Bolivia. Un repaso por los números de la economía boliviana de 2006 a 2019.

La historia argentina nos lleva a pensar que siempre tras una fuerte crisis política hay una crisis económica. Esta ecuación no falla en Argentina, pero a la vista está que no sucede lo mismo en Bolivia. ¿Cuáles son los números de la economía boliviana que obligan a buscar en otros campos las razones de la crisis que culminó con un golpe de Estado contra Evo Morales?


Un repaso por los números de la economía boliviana de 2006 a 2019:


Evo Morales asumió la presidencia en 2006 y durante sus 13 años en el poder logró transformar a Bolivia en uno de los países con mayor desarrollo de la región: el Producto Bruto Interno (PBI) creció de manera constante, se redujo la desigualdad, la pobreza, la inflación y el desempleo.


PBI: crecimiento del 4,9% promedio por año

Bolivia registró un crecimiento del PBI durante todos los años del Gobierno de Morales y el promedio fue del 4,9% anual, conforme los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) de dicho país.

El pico máximo de crecimiento fue en 2013 con un 6,8%. En el otro extremo, y en medio de una crisis internacional que golpeó fuerte a la región, el año de menor crecimiento fue 2009 con el 3,36%.

De acuerdo al FMI, la estimación de crecimiento de este año en Bolivia es del 3,9%, con lo cual se ubicará al tope del ranking de la región; e incluso sobre Estados Unidos donde se prevé que este índice alcance al 2,4%.


DESIGUALDAD: se redujo en 25%.

Cuando Morales asumió, el coeficiente de Gini (método para medir la desigualdad dentro de un país: mientras más bajo menos desigualdad entre ricos y pobres) era del 0,585 mientras que en 2017 (último dato disponible) fue del 0,440. La reducción de la brecha de desigualdad fue del 25 por ciento, conforme los datos aportados por el Centro de Economía Política Argentina (CEPA).


POBREZA: se redujo un 25,3%.

El índice de pobreza en Bolivia se redujo un 25,3% desde 2006 a 2019, según un relevamiento del CEPA en base a datos del Banco Mundial. Al inicio del mandato de Morales la pobreza alcanzaba al 59,9% luego disminuyó de manera sostenida con un período de estancamiento entre 2013 y 2015 y una pequeña suba en 2016. En 2017 se recuperó la tendencia a la baja y en 2018 se ubicó en el 34,6%.


INFLACIÓN: en 2019 se ubicó en el 1,7%, una de las tres más bajas de América

Según lo sostenido por el FMI, Bolivia a fin de año tendrá uno de los índices de inflación más bajos en la región; solo detrás de Ecuador (0,4%) y de Estados Unidos (1,8%). En 2005 la inflación de Bolivia era de 5,3%. El mayor registro fue en 2008 cuando llegó al 14% y el menor este año con un 1,7%. El promedio de la gestión del dirigente indígena arrojó un 5,22%.


DESEMPLEO: este año cerrará en torno al 4%

La cifra de desempleo bajó casi a la mitad en el Gobierno de Evo Morales; pasó del 8,1% en 2005 al 4,3% en 2019, según los datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). Para el FMI esta tasa de desocupación proyectada a 2019 sería menor aún, en torno al 4%. Representa una de las más bajas del continente.


UN EXTRA: DESDOLARIZACIÓN.

Otro de los indicadores a favor de Morales es haber logrado estabilizar el tipo de cambio, lo cual fortaleció la confianza en el peso boliviano a tal punto que en 2005 solo el 15% de los depósitos estaban en moneda nacional, mientras que en 2019 superan el 90%. A través de distintas medidas logró “bolivianizar” la economía, o lo que es lo mismo, desdolarizarla.


Todos estos indicadores económicos revelan que la crisis actual no tiene su fuente en una crisis económica. Si bien es verdad que hubo una desaceleración los últimos años en algunos rubros como lo relativo al déficit fiscal y la deuda, mantuvo el crecimiento y logró sobrellevar mejor las crisis internacionales, en comparación con los países de la región. Los números de Evo Morales hablan de una economía sólida, las respuestas a la crisis política deben buscarse por otro lado.

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