La intervención al PJ

Por: Ricardo Rouvier

El panperonismo hoy está constituido por partes o unidades de pensamiento y acción, como un archipiélago organizacional. Su fragmentación responde a diversas razones que podemos conceptualizar en ideológicas, políticas e intereses contrapuestos. Cuando hablamos de “intereses” nos referimos a factores que hacen a la eficacia en la búsqueda o mantenimiento del poder y eso puede incluir recursos económicos para la acción política o la gobernabilidad.

La intervención del PJ nacional, a través de una resolución (más política que jurídica) de la Jueza Servini, se convierte en otro acontecimiento de la interna compleja y múltiple de contradicciones que vive el peronismo y que haya dirigentes que alcen la voz indignados por la intervención, sugiere un rapto de interés sobre el PJ no demostrado hasta ahora. Para todos el Partido era un recuerdo, una nostalgia, una especie de trasto viejo que subsistía por la hipocresía general de nuestro sistema político. La propia Cristina F. de Kirchner había tirado dicho emblema por la ventana ante los comicios de octubre, porque eso la obligaba a una interna con Randazzo. Y ahora sus seguidores son los más enfervorizados defensores de aquel partido que Perón subordinó al movimiento como eje principal.

Es cierto que la resolución de texto insólita de Servini exhibe una clara operación política para aprovechar un baldío dejado hace décadas por el peronismo, se agudizó con Menem y luego el kirchnerismo continuó en su negativa de revitalizar al Partido. En realidad la reacción de muchos no es por su amor, sino por rechazo al gobierno de Macri y cualquier cosa que suceda, pero cualquiera, se le atribuye al designio del Gobierno Nacional.

Hay cuestiones ideológicas alrededor de la cuestión partidaria, las hay y eso está claro. Mientras el kirchnerismo supone un mojón de ideas, creencias y valores que son claramente una versión de izquierda del peronismo, y por su conformación de ideas y de prácticas desprecia lo partidario, no reconstruye el movimiento nacional y pivotea en política como una fuerza más electoral que institucional, huérfana de lo orgánico; el peronismo no k, y en particular algunos dirigentes como Duhalde y otros, vio el espacio vacío que dejó, hace años ya, el desinterés generalizado por el Partido y se organizaron para recuperarlo. La designación de Barrionuevo como interventor es una clara señal de que se trata de una  operación, porque si hay algo que no tiene el dirigente sindical gastronómico, es la imparcialidad y objetividad necesaria para un cargo de esa naturaleza. Está claro que el PJ con Gioja era un aliado del kirchnerismo y quedó bajo la influencia de CFK, sin mostrar una voluntad de autonomía que no niega las alianzas.

Pero la Jueza juega en la interna peronista desde hace mucho; admitió en una entrevista para La Nación de hace unos años que por su intervención en el 2003 el peronismo pudo constituir tres neolemas a pesar de la vigencia de la obligatoriedad legal a internas abiertas. Ganó Carlos Menem en primera vuelta, y luego Kirchner porque el adversario abandonó el ring, siempre fiel a ese proverbio “soldado que huye sirve para otra guerra”. El distrito electoral de La Rioja y el propio Senado le servirían de último refugio. Servini contenta con que algún peronista alcanzara la presidencia, para que su estrella siga  clavada en el firmamento judicial.  

En setiembre del 2005, y nuevamente otra vez la Jueza Servini, intervino el PJ por acefalía, porque en el 2003 el Pte. Carlos Menem había renunciado a su cargo. Entonces tanto Menem como Duhalde desconfiaron de la decisión judicial, sospechando lo que luego se cumpliría: la posibilidad  de que Nestor Kirchner asumiera la dirección del PJ. Entonces la inefable Jueza uso palabras similares, aludiendo a que la intervención fue para evitar una "división irreconciliable" que ponga en peligro "la propia existencia" del partido. Como vemos la preocupación por la sobrevida del PJ es continua, aunque hay que reconocer que tiene una agonía activa, movida.

Desde hace mucho tiempo que Duhalde advirtió lo que todos veíamos sobre la inocuidad del Partido y los evidentes dislates institucionales que ofrecía el PJ nacional o de algunas provincias. La creación de Unidad Ciudadana y el abandono del PJ. en manos de Cumplir fue la prueba final de lo que pretendía el kirchnerismo. El otro peronismo registró el gesto y, si bien no significaba mucho en votos, el peso simbólico tuvo su efecto, era la provocación al peronismo no k. para abordar el Partido.

Es obvio que el Gobierno, en segunda instancia, capitaliza esta intervención, pero consideramos que esto viene de las entrañas del pejotismo con muchos antecedentes al respecto. Las escenas de la televisión mostraron una vez más a un peronismo en conflicto, con presencia física en la calle e indignaciones varias. Esto encaja perfectamente con un oficialismo que se quiere mostrar como contrapunto, como un nuevo orden, en armonía y pluralista. Sin embargo, siguiendo la ruta del poder la realidad no visible para todos es que Cambiemos tiene una estructura de decisión más verticalizada de lo que parece. Claro que comparado con Cristina, esta pierde frente al elector del medio de la pirámide social.

Ahora se ha iniciado una nueva carrera judicial, en el cual la Cámara puede confirmar a la Jueza o revocarla. Dicen que la Dirección desalojada de la calle Matheu quiere llegar hasta la Corte Suprema; mientras otros consideran que el peronismo no k. y el kirchnerismo están consolidando su divorcio y que esto es para siempre. Muchos gobernadores, intendentes y legisladores inmediatamente se encolumnaron en el rechazo  a la decisión judicial. El alma del PJ se debe haber sentido gozoso de que todos los peronistas, a su manera, se empujaban en la puerta de la sede mostrando sus diversas maneras de amor al Partido.

Creo en el sistema de Partidos Políticos a pesar de sus grandes fallas en todo el mundo en que existen. Es mejor contar con un espacio de debate, de usina de ideas, de reflexión para llevar adelante las propuestas o creencias que tienen los ciudadanos. La historia de Partido subordinado al movimiento se explica por la etapa histórica mundial de ese momento. Ese momento ha terminado hace mucho. Hoy el gran desafío, como lo hemos dicho en otras notas, es saber si el peronismo, como otros partidos que han tenido su nacimiento o apogeo durante el siglo XX, como el radicalismo o el socialismo, sobrevivirá a tanto anacronismo que produjo el fin de siglo.

El PJ en las últimas décadas sufrió varios procesos de vaciamiento partidario. En el ´88 Cafiero pierde su interna con Menem, aquél expresaba la valorización del sistema partidocrático mientras el riojano expresa un movimientismo de fin de época. Lo que vendría después no tuvo nada que ver con un movimiento nacional, ni con un fortalecimiento del Partido. Por el contrario la filosofía del menemismo fue anticipando lo que vemos hoy en el PRO. El segundo vaciamiento fue por izquierda, con la idea de frente nacional transversal, expresado por el kirchnerismo, que se fundó en el liderazgo de Néstor primero y de Cristina después, desaprovechando una gran oportunidad para revolucionar al Partido.

Por eso insistíamos hace años que desplegar prácticas reformistas, como hizo el kirchnerismo, sin un esqueleto orgánico era peligroso y hacía vulnerable toda realización. Obliga a las fuerzas populares a sostenerse sólo en los caudillos y es demasiada ventaja que se da al adversario.  El PJ era un instrumento fundamental si hubiera sido transformado, vital y democrático.

Hoy, el PJ nacional es menos que una federación de partidos provinciales. Cada provincia tiene su PJ y tiene sus dirigentes al frente de los partidos locales, sin que exista una coordinación nacional, ni siquiera un diálogo sostenido entre los jefes territoriales, fuera de lo electoral.

Se perdió una oportunidad en los últimos años de renovar y fortalecer a uno de los partidos políticos cuya dimensión y prestigio superó ampliamente las fronteras del país, y ha sido y es todavía la referencia de muchos argentinos.



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