Infección por Zika y embarazo

Por: Erina Petrera

El virus de Zika es un virus transmitido principalmente por mosquitos del género Aedes, entre ellos Ae. aegypti, el mismo que puede transmitir el dengue, la fiebre chikungunya y la fiebre amarilla. Estos mosquitos están ampliamente distribuidos a nivel mundial, aunque la mayoría de las especies son de regiones tropicales y subtropicales cálidas. También se ha reportado, que el virus se trasmite por contacto sexual, y de madre a hijo por transmisión congénita intrauterina o durante el parto.

La infección producida por este virus en humanos fue reportada por primera vez en África, en 1950, con un bajo número de casos esporádicos informados. A partir de 2014, con la propagación del virus a las Américas, el número de casos ha aumentado siendo 87 los países que han informado casos de Zika.

Los síntomas de la infección por el virus de Zika son generalmente leves, similares a una gripe y la mayoría de las personas infectadas no desarrollan la enfermedad. Sin embargo, se han descrito manifestaciones graves como el síndrome de Guillain-Barré en adultos y microcefalia en bebés nacidos de madres infectadas.

A pesar de que la infección por el virus de Zika durante el embarazo es generalmente una enfermedad leve, el aumento inusual de los casos de microcefalia congénita y otras complicaciones neurológicas en zonas donde se han notificado brotes ha suscitado preocupaciones considerables entre las embarazadas y sus familias, así como los profesionales sanitarios y los planificadores de políticas de salud.

La microcefalia es una malformación neonatal caracterizada por una cabeza de tamaño muy inferior a la de otros niños de la misma edad y sexo. Esto se debe al desarrollo anómalo del cerebro del feto en el útero o durante la infancia. Los lactantes y los niños con microcefalia tienen con frecuencia dificultades con el desarrollo del cerebro a medida que crecen. No obstante, el desarrollo neurológico de algunos de ellos es completamente normal. La microcefalia puede deberse a diversos factores ambientales y genéticos como el síndrome de Down, la exposición a drogas, alcohol y otras toxinas en el útero, y la infección de rubéola durante el embarazo.

La incidencia de microcefalia en Brasil en 2015 fue 20 veces mayor que en años anteriores. Los datos epidemiológicos sugieren que los casos de microcefalia en Brasil están asociados con la introducción del virus de Zika.

A pesar de la gravedad de estas manifestaciones, no hay tratamientos efectivos ni vacuna que proteja del virus de Zika, la única prevención es evitar la infección mediante el uso de repelentes y espirales para ahuyentar a los mosquitos.

Un artículo recientemente publicado en Nature Neuroscience, presenta resultados muy alentadores que podrían ser la clave para evitar el desarrollo de la microcefalia producida por el virus de Zika. El estudio fue realizado por un grupo de investigadores argentinos encabezado por el Dr. Federico Giovannoni y liderado por la Dra. Cybele García, ambos investigadores del Instituto de Química Biológica de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (IQUIBICEN-UBA).

Los científicos, que trabajaron en colaboración con investigadores del Brigham and Women´s Hospital de la Universidad de Harvard en Estados Unidos y, también, de la Universidad de San Pablo en Brasil, evaluaron distintos tipos celulares infectados con el virus de Zika para determinar los mecanismos moleculares asociados a su replicación. Encontraron que, entre varios factores celulares, el receptor de hidrocarburos de arilo (AHR) aumenta cuando las células están infectadas. Al obtener este resultado, lo primero que realizaron fueron estudios con las células en el laboratorio, para determinar si AHR estaba relacionado de alguna manera con la infección por Zika. Trataron a las células con inhibidores o activadores de AHR antes de infectarlas con el virus de Zika. “Al activar a AHR, la replicación viral aumentaba y al utilizar un inhibidor de AHR, se veía disminuida. Por lo tanto, AHR está involucrado en la infección por Zika, el virus lo necesita para su replicación”, comenta Federico Giovannoni, estudiante de postdoctorado y primer autor del artículo.

Usando un modelo en ratones que simula el síndrome congénito de Zika, caracterizado por defectos congénitos múltiples como microcefalia y restricción del crecimiento intrauterino, los investigadores observaron que la inhibición de AHR, mediante la administración de un fármaco inhibidor, también limita la replicación del virus en los animales. Pero, a su vez, esta disminución en la replicación viral conlleva una mejora en los fetos con un aumento significativo del tamaño de sus cerebros, en contraste con los ratones infectados sin tratar. En síntesis, no hay vestigios de microcefalia en los ratones tratados con el fármaco inhibidor de AHR.

“Debido a que los factores del huésped que contribuyen a la infección son potenciales objetivos terapéuticos, su identificación puede guiar el desarrollo de terapias eficaces contra la infección por Zika. En este caso un blanco farmacológico potencial es el AHR, ya que su inhibición contribuye a la mejora de los ratones por nacer”, explica Cybele García.

La terapia antiviral con medicamentos dirigidos a factores del huésped proporciona un enfoque alternativo a los antivirales clásicos que están dirigidos a interferir con los componentes virales. Estos fármacos ofrecen dos ventajas clave, por un lado, un espectro más amplio de actividad como resultado del uso de un único factor celular requerido para la replicación de muchos virus y, además, un riesgo reducido de selección de variantes resistentes a los medicamentos.

Resultados preliminares obtenidos por el mismo grupo de investigación, muestran que la inhibición de AHR también disminuye la replicación de los cuatro serotipos del virus del dengue. Por lo tanto, los científicos piensan seguir trabajando con diferentes tipos de virus, entre ellos el nuevo SARS-CoV-2.

Los resultados obtenidos por este grupo de colaboradores son muy alentadores y presentan una esperanza para todas aquellas mujeres que quieren ser madres y viven en zonas endémicas donde estar embarazada puede ser muy angustiante.


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