Impuesto a la riqueza, ¿problema o solución para la Argentina?

OPINION. ¿Cuál es el impacto de los impuestos y la recaudación en la estructura económica argentina?


En el marco de la discusión sobre el aporte solidario, que es un impuesto a la riqueza a cobrarse una sola vez, a quienes declararon 200 millones de pesos o más, que alcanzaría a 11.865 personas, un 0,026% del país, se plantea discutir aspectos valiosos o problemáticos de la recaudación y el gasto público en la Argentina. Para ello, se busca presentar algunas series de datos que permitan visualizar la situación, escapando de este modo a cualquier fanatismo o sesgo en el análisis de la cuestión. No puede ser que un tema tan importante para el crecimiento y el desarrollo del país se parezca tanto a una charla de café, o peor aún, esté monopolizado por el libertarismo antiimpuestos, sin medio dato de la constitución de óptimos económicos.  

En primer lugar, cabe destacar que se trata de correlaciones (no causalidades, aunque se puedan aproximar), por cuanto es posible que las causalidades estén explicadas en gran medida, o no, por variables que no figuren en cada gráfico. Este punto no es menor. Pero debe comprenderse bien en el aspecto crucial de este escrito, su idea fuerza: si bien a veces subir impuestos, arriba de su punto óptimo, puede no generar consecuencias valiosas, es dable señalar que reducirlos, mucho menos. La economía es coordinación y organización, no es magia. Nunca fue magia.

Es, sin embargo, altamente posible que tocando estas variables también se afecte todo el sistema económico argentino. Entonces no se trata de disparar alguna variable porque socialmente parece interesante en t0 (tiempo inicial) sin medir el impacto en la evolución de otras variables. La economía es coordinación. Pero sí se trata de reflexionar acerca de cómo lograr que mejoren esas variables sociales sin que haya un rebote negativo, por lo menos no en teoría. Porque de eso se trata: de pensar un país que cada día sea mejor, con mejor calidad de vida.

Recaudación y gasto es un matrimonio indiscutible, de su diferencia surge el déficit fiscal. Lógicamente estas variables van juntas porque son dos caras de la misma moneda.

La industrialización por supuesto se integra al crecimiento, y el crecimiento permite una mayor recaudación, siendo altamente posible que el gasto real afecte la demanda (bajando la pobreza, que depende de los ingresos que afectan el consumo) y la oferta acompañe (industrialización).

En el siguiente gráfico (gráfico 1) buscamos mostrar unas correlaciones que ayudan a aproximarse al tema que estamos presentando: ¿es un problema la recaudación tributaria, la presión impositiva, para que el país produzca más o por el contrario esa recaudación alimenta un gasto genuino que permite un mercado privado en crecimiento.

En el gráfico, entonces, se puede observar cómo corren las series de pobreza, industria, gasto y recaudación, de modo tal, que con la misma base (1991=100) se pueda observar alguna correlación. Y la correlación resultante es absolutamente compatible con las corrientes de estudio heterodoxas de la economía. En este sentido, la pobreza corre de modo inverso que la industria, la recaudación o el gasto. Lo cual es enteramente razonable.


Gráfico 1


El gini es la confirmación de la existencia de mayor o menor gasto redistributivo (el gini ocurre después de impuestos, sin dudas antes de ellos sería peor). No hay ninguna evidencia acerca de que bajar impuestos, y concentrar el ingreso genere inversiones. Sí parece haberlas de lo contrario, tal como puede verse en el gráfico 2. Aspecto crucial del tema que estamos debatiendo.


Gráfico 2


Ahora bien, hasta acá sonaba todo muy lindo, pero el problema, el verdadero límite de este juego está dado por el flujo de dólares, la restricción externa, la gran villana de la película de la inclusión en la Argentina. El problema es el equilibrio con el flujo de divisas y no la presión tributaria. Cuando mejora el PBI per cápita, en un contexto de crecimiento e industrialización (la industria tiene saldo comercial deficitario en la Argentina), se fuerza la balanza de pagos. Esto ocurre con o sin altas regulaciones, pero ocurre con más volatilidad cuando no se regula.

Y en esta discusión entran determinantes en juego, tales como: la distribución del ingreso, la inflación, el saldo de exportaciones, los precios de intercambio, el balance energético, y su relación con un precio tarifario de equilibrio entre las necesidades de producción de hidrocarburos (nuestra estructura energética depende en 59% del gas y 27% de petróleo y derivados), el consumo de los hogares y la utilización energética de la industria. Por su parte, el nivel de gasto público acorde con el crecimiento, pero a su vez acorde al tamaño de la economía (puede ser con déficit marginal para crear efectos contracíclicos), debe apuntalar la coordinación/ promoción/ innovación/ regionalización sectorial acorde con las posibilidades de demanda interna y externa. Claramente, hemos avanzado en la complejidad del diagnóstico. No es fácil, si fuera tan fácil ya lo habríamos resuelto.

En el gráfico 3, traemos esa complejidad, esa manta corta, cuando sube el PBI per cápita suele tensarse la cuenta corriente (que es la parte de la economía real de la balanza de pagos, intereses incluidos), como puede verse crecer pone en riesgo la estabilidad externa. Y claro, ahí arrancan los problemas, porque la regulación pone muy nerviosos a los sectores que tienen activos en dólares, o bien la apertura irrestricta con flexibilización de variables financieras lastima a la sociedad trabajadora, jubilados y jóvenes estudiantes. La tensión está planteada.


Gráfico 3


Recaudación y mercado privado son variables que deben asociarse y potenciarse.

¿Y entonces de qué nos disfrazamos? ¿La ventaja de los impuestos progresivos es que toma más dinero de los actores sociales con mayor capacidad de especulación y de valorización en dólares de sus excedentes? Entonces debe tomarse en cuenta. No existe una expulsión de mercado privado, su oferta, por el aumento de la recaudación, al contrario, son variables que se correlacionan. La recaudación e igualdad corren a la par, más recaudación suele traer más igualdad.

Como reflexión final cabe hacer un análisis marginal, los impuestos pueden subir, pero el gasto debe orientarse a exportar y promover el crecimiento autosustentable en términos de cuidado de la cuenta corriente. Las exportaciones de transables deben crecer con mayor valor agregado y tecnología incorporada, la cadena del sector energético debe promover la industrialización regional, la mejora del saldo exportador de servicios asociados a nuestros sectores estratégicos (agro, y energía), la estabilidad cambiaria y la promoción industrial dosificada con las posibilidades financieras son elementos fundamentales para comprender este escenario. Los impuestos redistributivos deben canalizarse de modo tal que no generen un nuevo excedente en sectores que dolarizan sus ganancias.

El crecimiento de las variables sociales debe lograrse con una contundente intervención política del Estado, lo cual significa el paso entre un país emergente y uno desarrollado, pero en función siempre de la comprensión y promoción de las variables económicas mencionadas que hacen al sistema.


Sobre lo autores: Lic. Hernán Herrera y Act. Alexis Toscano, miembros de Fundación para el Desarrollo Urbano Sustentable

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