Fundaciones: una moda de ricos para evadir impuestos
El anuncio del expresidente Macri sobre la creación de una Fundación que llevará su nombre genera la pregunta: ¿para qué sirven este tipo de asociaciones, más allá de sus propósitos formales?
¿A qué se dedican los expresidentes? Esta pregunta admite múltiples respuestas, que varían sobre todo en función de la idiosincrasia y de la cultura política de cada país. Al respecto, mientras que acá en la Argentina es común que una vez que abandonen el cargo, los mandatarios sigan dedicándose a la política (Cristina Fernández es el caso emblemático aunque no el único), en otras latitudes, por ejemplo, Estados Unidos, la norma es que al dejar la Casa Blanca los expresidentes escriban libros, den charlas y conferencias por el mundo (con jugosos contratos de por medio) y abran fundaciones (Obama, Clinton, entre otras).
Mauricio Macri imitó a sus pares del Norte y anunció este martes la creación de una fundación que llevará su nombre, y que tendrá como objetivo formalmente declarado "trabajar en distintos proyectos e iniciativas" pero sobre todo estará abocado a "programas e incentivos para promover en el país una educación de calidad".
Más allá de los nobles propósitos que generalmente se anuncian al crear una fundación, la opacidad y la falta de transparencia son sus características predominantes. Hace un tiempo, Chequeado realizó una investigación en la que señalaba como una de sus principales conclusiones: "La mayoría de las fundaciones creadas por las principales figuras o partidos políticos ocultan la información sobre las donaciones que reciben. Amparados en una ley que no los obliga a detallarlas públicamente, no informan quiénes les dan dinero, ni cuánto reciben de cada uno de esos aportantes".
Las fundaciones, una moda de ricos para evadir impuestos
Las organizaciones caritativas suelen ser un vehículo de evasión y elusión fiscal para millonarios y grandes empresas en todo el mundo. Asesorados por una red de especialistas en la materia, las grandes fortunas buscan la forma de encontrar vacíos legales de los sistemas impositivos.
En muchos casos no se trata de evasión fiscal sino de elusión fiscal, un mecanismo perfectamente legal: todos tenemos derecho a pagar menos impuestos siempre que lo hagamos dentro de la ley. Las exenciones y deducciones impositivas que ponen en práctica los gobiernos para estimular las economías o la donación a organizaciones caritativas suelen ofrecer excelentes oportunidades.
En Estados Unidos, por ejemplo, se calcula que hay cerca de un millón de fundaciones privadas que no solo gozan de exenciones impositivas sino que están sujetas a escasos controles y auditorías por parte de las autoridades gubernamentales.
En su estudio "The price of offshore revisited" (El precio real de las Guaridas Fiscales") James Henry calcula que hay cuanto menos unos US$21 millones de millones en "guaridas fiscales" ("Tax Haven", en inglés), suma aproximadamente semejante al PIB de Estados Unidos y Japón, es decir, de la primera y tercera economías mundiales.
Asimismo, la ONG británica Tax Justice sostiene que las fundaciones son uno de los mecanismos para facilitar la evasión fiscal, y con ello la privación de ingresos fiscales a las sociedades donde se originan los activos o de donde se generan los beneficios
Según el último informe de Tax Justice, de noviembre de 2020, el mundo pierde más de 427 mil millones de dólares en impuestos al año a causa del abuso fiscal internacional. De ese total, 245 mil millones se pierden debido a que las empresas multinacionales transfieren sus ganancias a paraísos fiscales a fin de ocultar las ganancias que obtuvieron realmente en los países en los que operan y, por tanto, pagan menos impuestos de los que deberían. Los 182 mil millones de dólares restantes se pierden debido a que las personas adineradas ocultan activos e ingresos no declarados en el extranjero, fuera del alcance de la ley.
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