Francisco llamó a "reconocer el rol de los movimientos populares en todos sus órdenes"

El sumo pontífice habló en el marco del IV Encuentro Mundial de Movimientos Sociales. Además, le volvió a enviar un mensaje a los grupos financieros y a los organismos de crédito.

En el marco del IV Encuentro Mundial de Movimientos Sociales, Francisco pidió este sábado a los hombres de todo el mundo a "soñar juntos para evitar el abismo al que vamos", destacó el rol central de los movimientos sociales y les agradeció por "por dejarme ser parte de sus luchas", instándolos a "no dejar corromper y seguir trabajando, porque todo se ve más claro desde la periferia, y quienes han sufrido los abusos de poder, la xenofobia, todas las formas de discriminación, en mi experiencia son quienes ven mejor a la realidad".

Luego de llamar a luchar contra la "hiperconectividad y el estrés que provoca", el papa destacó que "nada puede reemplazar el contacto humano", exigiendo que "la solidaridad sea considerada como un principio no solo social, sino moral".

Así llamó a la política global a "reconocer el rol de los movimientos populares en todos sus órdenes", solicitó que la lucha contra el hambre y la pobreza "guíe todas las acciones, porque no podemos permitir que el hambre cause tantas muertes y no genere empatía, no sea noticia".

"Me gusta llamarlos poetas sociales, porque tienen la capacidad de crear esperanza allí donde solo aparecen descarte y exclusión. Por eso la de ustedes es palabra con autoridad", dijo Francisco en su mensaje a los trabajadores sociales de todo el mundo.

"De las crisis no se sale igual, o salimos mejor o se sale peor", señaló Francisco sobre las consecuencias que tendrá esta pandemia, y precisó "necesitamos soñar juntos, para no volver atrás, para evitar el abismo al que vamos, es tiempo de actuar"a. "Cuando me preguntan en concreto que debemos hacer, yo no tengo la respuesta, por eso llamo a soñar juntos para ver que hacemos".

El pontífice reclamó además "por un salario mínimo, universal, y la reducción de la jornada de trabajo" como medida globales que sirvan para atenuar los graves problemas sociales, destacando que "ese salario universal mínimo debe ser analizado como una forma de equilibrar todo lo que tienen los más ricos con los que no tienen nada". Sin embargo, como una forma de aclarar que no se refería a más tributos o cargas, enfatizó que en esa búsqueda por aliviar el hambre global "se cuide que esto no se convierta en una carga insoportable para la clase media".

Sobre la reducción de la jornada laboral, Francisco insistió en que "eso es posible, ya cuando se trabajaban 16 horas por día y se bajó a 8, pese a todo lo que se dijo el mundo no colapsó, y ahora no podemos tener tanta gente agobiada por la cantidad de horas con tantas otras personas que quieren trabajar y no pueden hacerlo".

Luego, continuó con un mensaje dirigido al poder económico concentrado: "Pido a los grandes grupos financieros y organismos internacionales de crédito que permitan a los países pobres garantizar las necesidades básicas de su gente y condonen esas deudas contraídas muchas veces contra los intereses de los mismos pueblos" y a "las grandes corporaciones extractivas mineras, petroleras, forestales mineras, inmobiliarias y de agronegocios que dejen de destruir los bosques, humedales y montañas, dejen de contaminar los ríos y los mares, contaminar los alimentos"."Quiero pedirle en nombre de Dios a las grandes corporaciones alimentarias que dejen de imponer estructuras monopólicas de producción y distribución, que inflan los precios y terminan quedándose con el pan del hambriento", agregó.

La lista siguió "con los traficantes y fabricantes de armas, que cesen su actividad, que fomenta la violencia y la guerra, muchas veces en el marco de juegos geopolíticos que cuestan millones de vidas y desplazamientos".

"A los gigantes de la tecnología les pido que dejen de explotar la fragilidad humana, las vulnerabilidades de las personas, para obtener ganancias sin considerar como aumentan los discursos de odios, el grooming, las fake news, las teorías conspirativas y la manipulación política", indicó Francisco en su discurso de 38 minutos.

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