El Gobierno necesita reinventarse

Por: Martín Astarita

En los últimos días, frente a la corrida cambiaria, el Gobierno no solo pareció ineficaz para dar soluciones en el terreno económico, sino que, al mismo tiempo, mostró importantes inconsistencias en su discurso público.  

1) Gradualismo (I). Según Dujovne, el gradualismo es hijo del pragmatismo: "Ahora que cambia el escenario internacional, cambiamos nuestras metas fiscales". Traducido: ajustamos más, porque así lo piden los mercados. Haciendo lo que hay que hacer, el curioso pragmatismo del gobierno.

 2) Gradualismo (II). Lo que viene, según el gobierno, es acelerar la velocidad del gradualismo. ¿Cuántas velocidades tiene la caja de Cambiemos? ¿Antes ajustaban a 80 km, ahora pasan a 160, pero sigue siendo mejor que ir a 180 como pide Espert y compañía? Un gradualismo apurado, oxímoron del duranbarbismo oxidado.

3) Gradualismo (II). Una de las bases fundamentales del gradualismo, en la visión del gobierno, era realizar el ajuste con una economía en crecimiento, evitando de esa manera los recortes nominales, siempre más dolorosos y conflictivos. El Plan Temer, aplicado por el mejor equipo de los últimos 50 años. Tras la última devaluación, el crecimiento económico quedará guardado en el amplio baúl del segundo semestre, junto a otro sin fin de promesas incumplidas. ¿Se admitirá que el gradualismo ha muerto?  

4) Turbulencia (I). El gobierno sostiene que se trató solo de una turbulencia y circunscripta al mercado cambiario. Si esto realmente fue así, ¿por qué entonces es necesario hacer un ajuste mayor del que se venía aplicando?

5) Turbulencia (II). ¿Fue solo una turbulencia o una crisis más profunda generada por la pesada herencia y que amerita, en consecuencia, un mayor ajuste fiscal? Si la última es la opción correcta, ¿por qué entonces la crisis se manifestó recién ahora, tras más de dos años de gestión, y no en diciembre de 2015? ¿Se hizo algo mal, además de ser "demasiado optimistas"?

6) Turbulencia (III): El gobierno sostiene que se trató de una mera turbulencia cambiaria, no la expresión de desequilibrios estructurales. ¿Por qué todas las consultoras, incluso las afines al oficialismo, reconocen que 2018 cerrará con menor crecimiento, más inflación y menor consumo? El FMI, tan confiable para el gobierno en otras cuestiones, comparte este pronóstico pesimista.

7) Un nuevo FMI. Antes de dar a conocer el inicio de negociaciones con el FMI, Dujovne había anunciado la semana anterior un ajuste fiscal mayor al pautado en el presupuesto 2018. O sea: al gradualismo original, le aplicó una mayor velocidad, pero menor a la que se adoptará ahora en consonancia con los deseos del FMI. Para completar el círculo de coherencia, cabe recordar que, en marzo de 2018, en su visita a Buenos Aires, Lagardeaseguró que el organismo “no ve gradualismo en las medidas económicas que lleva adelante el gobierno argentino”.

8) Gran Acuerdo Nacional. ¿De qué se trata? ¿De volver a abrirle las puertas a socios hasta ahora despreciados como Ernesto Sanz y Emilio Monzó? ¿O la convocatoria incluye a las fuerzas de oposición, en cuyo caso, resultaría imposible -por peso electoral y político- omitir la invitación al kirchnerismo? ¿Y qué se discutirá, más allá de comprometer a todos en la reducción de gastos? ¿Qué es lo que está dispuesto a ceder el gobierno, que se promociona con el slogan “haciendo lo que hay que hacer” y que a cada rato subraya que no hay alternativa frente al ajuste?

9) Sobre las tarifas. El aumento de tarifas fue pautado en el presupuesto 2018. Es el argumento que da el oficialismo para criticar el proyecto opositor. Memoria selectiva: ninguna variable macroeconómica incluida en el presupuesto 2018 fue respetada: crecimiento, inflación, dólar, ingresos fiscales, etc.

10) En busca del relato perdido. Todo lo anterior muestra las inconsistencias del discurso gubernamental, frente a una crisis que lo agarró mal parado y ante la cual se mostró poco eficaz para resolverla en tiempo y forma. En su primer bienio, el macrismo sostenía que 2016 había sido malo por la pesada herencia y que en 2017, de recuperación, afloraban los brotes verdes por las nuevas políticas adoptadas. Se crecía poco, pero "cada día estábamos mejor". ¿Cómo explicar la recaída que se dará en 2018?

Desde que ganó las elecciones legislativas 2017, hubo tres giros en el relato oficial: del Reformismo Permanente, anunciado en el Centro Cultural Kirchner, y reforma previsional mediante, se pasó al Macri "feminista", en la Apertura de Sesiones. El tercer eje discursivo fue adoptado recientemente, bajo la fórmula tan gastada de “hay que pasar el invierno”. Se trata, por el momento, de un relato muy precario, y que tiene como principal dificultad no poder explicarle a la población por qué el ajuste ahora tiene que ser mayor que al asumir.

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