Nahón: "El G20 representa una oportunidad perdida para Argentina"
En diálogo con EPD, la exembajadora de Argentina en Estados Unidos asegura que Macri "esperaba un orden internacional muy diferente" cuando postuló al país para presidir la cumbre y critica "la ausencia de una agenda común latinoamericana".
En diálogo con El País Digital, la exembajadora de Argentina en Estados Unidos Cecilia Nahón asegura que el presidente Mauricio Macri "esperaba un orden internacional muy diferente" cuando postuló al país para presidir la cumbre del G20, critica "la ausencia de una agenda común latinoamericana" y sostiene que "la alarmante desigualdad internacional" tiene que ser el centro de la discusión.
-¿En qué podría beneficiar a la Argentina la Cumbre del G20?
-Macri imaginaba un orden internacional muy diferente, previo al Brexit y al triunfo de Trump, cuando postuló a la Argentina para encabezar el G20. Esperaba ser anfitrión de una cumbre que celebrara de forma unánime el orden internacional liberal, el libre comercio, y también imaginaba un contexto nacional signado por el éxito de su programa económico. Y ocurrió todo lo contrario: hay una fractura en el orden mundial, una crisis del sistema multilateral y, además, un fracaso del programa económico del Gobierno.
Esto limita fuertemente los beneficios que podría llegar a tener el país que preside el G20. Es una paradoja porque encabezar el G20 te da la oportunidad de incidir en la agenda internacional para impulsar políticas e ideas que sirvan a tu propio interés nacional y a la región. Pero hoy no hay una agenda autónoma de Argentina a nivel internacional, ni tampoco regional, en el G20, por lo cual el G20 representa en Argentina una gran oportunidad perdida.
-Señalás que hubo un error inicial de diagnóstico. ¿Creés que hubo algún cambio en este último tiempo?
-El fracaso del programa económico del Gobierno en términos de crecimiento, empleo e inflación, donde hay un empeoramiento de todas las variables económicas, generó una altísima dependencia del apoyo de los Estados Unidos y, secundariamente, de Europa y China en el FMI. En esas condiciones, es muy difícil tener una política exterior independiente.
Creo que además hay una sobre ideologización de la política exterior, que lleva a profundizar la subordinación con Estados Unidos, confiando en que este alineamiento y el que mantiene con Europa eventualmente va a derramar en beneficios para los argentinos, en una suerte de teoría del derrame internacional, que una y otra vez se muestra totalmente falsa, porque las potencias defienden sus propios intereses.
-Sobre las medidas de seguridad que está tomando el Gobierno nacional, ¿son normales o es exagerado?
-El hecho de que los líderes tengan que reunirse detrás de una muralla militarizada es un síntoma de que el G20 no está en el rumbo correcto.
Es una muestra de que no están jerarquizadas las políticas de inclusión y de redistribución progresiva del ingreso y la riqueza y que predominan en el foro los intereses de las grandes corporaciones y del sector financiero.
- La ausencia de una agenda latinoamericana en común, ¿se debe al cambio de orientación ideológica de los Gobiernos o por un mayor involucramiento de Estados Unidos en la región?
-El Gobierno de Estados Unidos alienta y se beneficia de las divisiones, pero ante todo es responsabilidad de nuestros Gobiernos. En el G20, por ejemplo, Macri pondera en sus discursos la integración de América Latina, pero en los hechos ha vaciado los órganos regionales, debilitando la articulación de políticas comunes.
Un ejemplo ilustra muy bien la falta de esta agenda latinoamericana. Es insólito que la Cumbre del G20 se haya elegido hacer el 30 de noviembre y el 1 de diciembre, cuando el mismo 1 de diciembre va a tener lugar la transición presidencial en México, con la asunción de López Obrador. O sea, se organizó una reunión internacional de la envergadura del G20 imposibilitando la participación plena de México.
-En medio de este escenario de incertidumbre, ¿crees que el triunfo de López Obrador en México se abre el polo para volver a una integración de América Latina?
-Es un hito muy importante, pero va a ser decisivo qué pase en Argentina el año que viene. Hoy tenemos una nueva ola de Gobiernos de carácter neoliberal, que, en lugar de aunar esfuerzos para vincularse con el mundo de manera conjunta, compiten para ver quién es el mejor alumno de Estados Unidos. Y la verdad es que es llamativo que estén disputándose quién es el mejor amigo de un presidente como Trump.
Esta pérdida de soberanía frente a Estados Unidos la vemos en todos los órdenes: posiciones de Argentina en el G20, las Naciones Unidas y en los acuerdos bilaterales que siguen siguiendo la agenda de las “graves amenazas”, que incluye la agenda de la ciber delicuencia, el terrorismo, la agenda militar, todos temas muy ajenos a las preocupaciones principales hoy de los argentinos, como es la recuperación de los motores del crecimiento económico, el salario, las jubilaciones.
-Sobre la relación entre Estados Unidos y China, ¿qué se puede esperar en la cumbre?
-Estados Unidos y China están inmersos en una disputa hegemónica de largo aliento. Ya hoy China, en términos de paridad de poder adquisitivo, tiene una economía un 20% superior a la de Estados Unidos, pero los estadounidenses siguen teniendo una superioridad militar contundente. Hay además una disputa estructural en términos de control de las cadenas globales de valor, de las nuevas tecnologías, de la inteligencia artificial. Ese es el mar de fondo que se expresa en esta Cumbre del G20, donde las tensiones comerciales son la punta del iceberg de una disputa más profunda.
El presidente Macri está prendiendo velas para que haya una suerte de tregua de estas disputas comerciales durante el G20, pero en todo caso será una tregua transitoria.
¿Qué pasa en la economía global, además de estas disputas comerciales?
-Observo un empoderamiento del sector financiero y, con ello, los riesgos de una nueva burbuja financiera, que puede explotar en algún momento. Paradójicamente, esto sucede a diez años de la primera Cumbre del G20, que se dio en el marco de una crisis generada por el de sobreendeudamiento de las familias y de la economía estadounidense. Después de una década de advertir sobre los riesgos del endeudamiento y la necesidad de regular los capitales financieros, hoy la deuda global es 74% superior a su nivel de 2007.
En ese sentido, creo que el problema en el G20 no es solo lo que se discute, sino lo que no se discute: la alarmante desigualdad internacional, las burbujas financieras, la elusión fiscal, los paraísos fiscales donde las grandes corporaciones esconden sus riquezas para no pagar sus impuestos, que terminan dañando la capacidad de llevar adelante políticas públicas contracíclicas. De hecho, hoy América Latina pierde 6,7% de su PBI por la elusión fiscal. Esto debiera ser un tema central del G20.
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