El Estado y los internacionalistas: actualidad y desafíos

El aumento progresivo de la relevancia del plano internacional producto de la intensificación del proceso de globalización hace que cada vez más agencias estatales tengan la necesidad de tener en cuenta la dinámica del sistema internacional a la hora de llevar adelante su gestión. En este contexto, la jerarquización del rol de los internacionalistas dentro del Estado se vuelve cada vez más necesaria.

A la hora de pensar en el rol de los egresados de la carrera de Relaciones Internacionales en el Estado, es normal que rápidamente se venga a nuestra mente la Cancillería, o tal vez el Ministerio de Defensa. Esto es así ya debido a que son las dos grandes agencias encargadas por excelencia de promover los intereses del Estado en el ámbito externo. Sin embargo, en las últimas décadas y producto de la intensificación del proceso de globalización, hubo un aumento de los temas internacionales que afectan a los Estados en su plano doméstico y que, a su vez, exceden las competencias del tradicional rol de estas agencias. A su vez, la percepción de que el escenario internacional puede traer oportunidades para la gestión pública (acceso a financiamiento, obtención de reconocimiento por parte de organismos internacionales, aumentar las redes de contactos de colegas de otros países que tengan similares responsabilidades de gestión, etc.) llevó en este último tiempo a que varios Estados provinciales y municipales también hayan creado puestos que tengan como tarea llevar adelante su vinculación con el plano exterior. Este renovado interés por esta vinculación con el escenario internacional no es solo producto de la voluntad de los distintos funcionarios. Por el contrario, responde a la necesidad que tienen las distintas agencias gubernamentales para entender el lugar que tiene el área temática que gestionan en el plano externo y poder procesar pedidos de cooperación en ese tema con otros Estados u organismos internacionales.


En concreto, durante el año se realizan múltiples conferencias, reuniones y comités sobre energía, medioambiente, salud, producción, entre otros temas y, si bien las Cancillerías pueden tener un rol importante como intermediarios entre los eventos internacionales y las agencias ministeriales nacionales, las invitaciones llegan a los Ministerios cuya área temática esté relacionada con el evento/conferencia/reunión/comité en cuestión. En esta misma línea, los Estados provinciales y municipales también ven y aprovechan la oportunidad de participar en temas internacionales. Ya son varias las provincias y municipios que tienen acuerdos de cooperación con Estados subnacionales de otro país, hermanamientos y proyectos de internacionalización.


En este sentido, las distintas agencias gubernamentales tanto de los Estados nacionales como subnacionales afrontan un gran desafío vinculado a la jerarquización y consecuente profesionalización de aquellas áreas vinculadas al análisis internacional orientado al tema de su competencia. En la actualidad, más allá de que la profundización de múltiples temas internacionales que afectan al Estado en su plano doméstico es una tendencia que viene teniendo lugar desde hace varias décadas, la mayoría de las agencias solo tienen puestos laborales orientados a llevar adelante los temas vinculados al plano externo y no una dependencia específica. En otras palabras, los temas internacionales generalmente son manejados por pocos profesionales –cuya posición dentro del organigrama varía según la agencia– y no por un equipo de trabajo situado en una dependencia cuyos objetivos organizacionales están bien definidos y vinculados con asuntos mundiales.


Ante este escenario, la jerarquización y profesionalización de aquellas agencias gubernamentales que por necesidad deben contar con profesionales expertos en relaciones internacionales requiere, como base, reconocer y tener en cuenta las especificidades de la propia profesión del internacionalista, ya que las mismas son el valor agregado que este tipo de expertos pueden aportarles a las distintas áreas de gobierno. Estos están capacitados para realizar variopintas actividades vinculadas al plano internacional, en donde se destacan la identificación de tendencias, variables, desafíos y oportunidades; el análisis de situaciones, información, conductas e intenciones de terceros actores; la realización de proyecciones; y el diseño y planificación de políticas orientadas a lograr determinados objetivos –o promover determinados intereses– en el ámbito mundial a partir de la consideración de las actividades ya mencionadas (identificación, análisis, proyecciones). 


En este marco, la complejidad intrínseca de las tareas de un internacionalista y su carácter estratégico –se buscan lograr objetivos y promover intereses en un escenario incierto y complejo en donde el diseño y la planificación del curso de acción depende de la ponderación subjetiva de determinados análisis y variables– hacen que sea extremadamente complicado que las mismas sean realizadas exitosamente si no se llevan adelante bajo un paraguas organizacional adecuado. Es decir, las tareas que llevan adelante difícilmente puedan realizarse con propiedad sin una estructura organizativa con objetivos preestablecidos, una clara división de tareas y uno adecuado mecanismo de comunicación tanto entre los distintos grupos de trabajo como entre estos últimos y los funcionarios políticos. 


Asimismo, la identificación de la necesidad de adecuar las estructuras organizacionales de aquellas dependencias dedicadas a analizar el plano internacional y realizar recomendaciones de políticas y planes de acción implica necesariamente que los funcionarios de gobierno se familiaricen con las tareas de un internacionalista. En otras palabras, de nada sirve tener una dependencia bien estructurada de relaciones internacionales si los profesionales que allí trabajan solamente son asignados con tareas administrativas y protocolares. En tal sentido, un aspecto clave para el correcto aprovechamiento de los recursos humanos es la instrucción a los funcionarios encargados de dichas áreas, con el objetivo de que sean conscientes tanto de las tareas como del potencial de los profesionales que trabajan bajo su órbita.


La relevancia del plano externo para las distintas áreas de gobierno es algo que no solo se mantendrá, sino que se profundizará a lo largo de los próximos años. Ante este escenario, la readecuación organizacional junto con el reconocimiento y la valorización de las tareas llevadas adelante por los profesionales dedicados a las relaciones internacionales es fundamental para que las distintas agencias del Estado puedan aprovechar al máximo las oportunidades provenientes del escenario internacional y superar los desafíos propios de este mismo plano.


Sobre el autor: Ezequiel Magnani (@ezemagnani) – Secretario Académico y Coordinador de la Comisión de Defensa y Seguridad Internacional de la Fundación Meridiano.


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