El difícil arte de recomendar

OPINIÓN. Una reflexión sobre el ejercicio de recomendar y algunos ejemplos de buenas recomendaciones. Todo muy recomendado.

¿A quién no le pasó alguna vez? ¿Quién no estuvo en ese lugar? ¿Cuántos quedaron desacreditados? ¿Cuántos perdieron la confianza de sus interlocutores? Sí, amigos y amigas, el ejercicio de recomendar puede resultar una tarea frustrante.

“Che, vos que sabés de cine, recomendame algo para ver esta noche”, “¿Qué libro le puedo regalar a mi primo que cumple años?”, “¿Qué serie puedo arrancar en Netflix?”.

En algún momento estuviste en uno de los dos bandos: pidiendo una recomendación o brindándola. Es tan habitual caer en estos casilleros que no medimos el riesgo.


***


¿Por qué señalamos su complejidad? Porque suele repetirse un error al momento de evaluar las virtudes de quien recomienda.



Obvio, el primer paso es saber si nos gustó o no su recomendación, pero también es importante conocer al sujeto recomendador antes de pedir consejo y juzgar su accionar (utilizamos la palabra “sujeto” y ya nos sentimos un poco Dario Sztajnszrajber).

Al momento de recomendar cualquier contenido siempre es importante realizar una breve descripción, resaltar tópicos y brindar algún tipo de encuadre. Es decir, si nos referimos a una serie (casi pongo “de televisión”), es importante describir el argumento, nombrar quiénes participan delante y detrás de cámara, establecer si se enmarca en un género narrativo, presentar algunos elementos formales y estéticos, contextualizar la obra, etc. (todo esto sin caer en el tono He-Man).

Ojo, no estoy hablando de “hacer critica”, sino de recomendar. El ejercicio de la crítica reúne elementos para enjuiciar la obra, en cambio, la recomendación tiene como objeto final la divulgación.

Mientras que, en la crítica, la calificación puede ser positiva o negativa (por supuesto que no es tan binario el asunto); en la recomendación, siempre se trabaja sobre elecciones positivas (el sujeto recomendador elige el título que recomienda).


***


Según quien esto escribe, lo más importante al momento de recomendar es desarrollar un estilo, un perfil. No quiere decir dedicarse a un género específico (o sí) ni establecer criterios dogmáticos, pero sí consolidar una mirada.



Cuando decidimos recomendar una obra, estamos ejerciendo una curaduría, por más que la expongamos mientras nos quitamos las zapatillas en el vestuario o cuando lavamos los platos (por cierto: ¿notaron el olor a oliva que tiene el agua por estos días?).

Entonces, el sujeto recomendador debe configurar sus gustos, justificarlos y establecerlos. En este caso (y solo en este) no deberá caer en la frase de Groucho Marx que decía: “Estos son mis principios, si no les gustan, tengo otros”; debe mantenerse firme y, en todo caso, poner en práctica otra cita célebre, la que señalaba que “una suma de errores hace un estilo”.


***


Bien, mencionamos un par de elementos a la hora de recomendar, pero aun no mencionamos el segundo factor fundamental: el destinatario.



“Terminé de ver Fleabag, ¿ahora qué veo?”, “Necesito un buen podcast para escuchar mientras hago ejercicio, ¿cuál me recomendás?”, “Leí una entrevista Mariana Enríquez y me encantó, ¿con cuál libro suyo puedo arrancar?”.

Si nos ponemos el traje del destinatario, este debe saber a quién recurrir. Lo ideal es conocer los gustos del recomendador. En otras palabras, si voy a pedirle una recomendación a una fanática de la ciencia ficción, tengo que saber que probablemente su consejo irá por ese lado. La culpa no es del chancho, sino de quien le da de comer, dicen.

Por otro lado, quien recomienda debe contemplar a su interlocutor. No podemos recomendar a ciegas. Aunque puede suceder, no es habitual pasar de Transformers V a El ángel exterminador.


***


Para resumirlo, podemos decir que entre el recomendador y su público se establece un contrato de confianza. Donde el primero contemplará el perfil de su destinatario y el segundo estará preparado para aceptar los gustos de quien recomienda. Ambos esperan lo mejor del otro, sino poco sentido tendría la operación.

¿El emisor debe bajar la calidad de sus recomendaciones? Por supuesto que no, si alienta a consumir la obra es porque satisface sus requisitos artísticos e intelectuales. Puede suceder eso de “es una buena peli para pasar el rato”, pero no por eso va a recomendar un título que le parezca malo (no se trata de dar algo que solo cumpla las expectativas del otro).


***


La cuenta de Instagram @cinefeminista es un buen ejemplo sobre cómo recomendar. Sus responsables, Maitena Minella y Florencia Tundis, suben a diario la reseña de una película -y de vez cuando alguna serie- con perspectiva de género.



En la mayor parte de los casos, los títulos están dirigidos por mujeres, pero no es condición sine qua non. La curaduría es clara y sencilla: si la película aparece entre las reseñadas, es porque cumplió los requisitos necesarios.

La dupla de guionistas y consultoras audiovisuales también han presentado informes y artículos sobre perspectiva de género en festivales y distintos medios (recomendamos su crítica sobre el largometraje 365 DNI). 


***


El newsletter #RolaGola de Gabriel Marclé y Hernán Fretes es una catarata de recomendaciones musicales. Sale los domingos y es ideal para estar al tanto de las últimas novedades musicales.

Y en este caso, la curaduría lo es todo, porque no se limitan a géneros ni modas (de Lisandro Aristimuño y Bob Dylan a Louta y Cold War Kids) pero claramente manejan un estilo (el secreto de saber qué poner y qué no).  

Sale todos los domingos, cuenta con un perfil en Spotify y te podés suscribir haciendo clic acá. Es ideal para descubrir nuevos artistas que tal vez no estén en nuestro radar y vencer al logaritmo.


***


Andrés Accorsi lleva adelante Comiqueando Review, un canal de YouTube que funciona como completo de las notas y artículos sobre historieta que se publican en el portal del mismo nombre.



En breves videos de entre seis y siete minutos, Accorsi repasa títulos, autores, etapas y temas del Noveno Arte. Mucha información, pasión y revoleo de revistas, por uno de los mayores especialistas en la materia (si te gustan los cómics, es imprescindible seguirlo). 

Sin caer en el enciclopedismo, Andrés contextualiza y destaca virtudes (y defectos) de obras y artistas de distintas épocas, realizando una tarea ideal para que el lector de cómics busque nuevos horizontes (al fin y al cabo, la tarea del recomendador).


Sobre el autor: Nahuel Billoni escribió el libro digital gratuito Todas Las Mañanas Que Viví – 63 datos sobre Fito Páez.  Dirige el sitio web Incont  y hace “cosas”.

Diarios Argentinos