El 17 de Octubre, el Peronismo y la Argentina

OPINIÓN. Cuando cae la tarde del 17 de octubre, los ecos de un día absolutamente inusual sorprenden la mirada de desestabilizadores y propiciadores de golpes de mercado de variado tipo.

Cuando cae la tarde del 17 de octubre, los ecos de un día absolutamente inusual sorprenden la mirada de desestabilizadores y propiciadores de golpes de mercado de variado tipo.

Cuando los editores del periodismo de guerra consideraban posible avanzar con el condicionamiento autodestructivo para con el gobierno nacional, alentados por medios de comunicación que han hecho de la ficción su realidad y por escuálidas columnas de antiperonistas sub70 en las calles de Buenos Aires, la imponente demostración de lealtad peronista y de apoyo al gobierno nacional, los deja una vez más incapaces de comprender la argentina real, la capacidad de organización y resistencia del peronismo y la certeza de que ningún presidente peronista se va en helicóptero de la Casa Rosada.

En una semana atroz desde el punto de vista del ataque especulativo para incendiar las economías familiares y dejar como única alternativa para el gobierno, la legalización de una devaluación que destroce aún mas los magros salarios del grueso de nuestro pueblo, la movilización y el apoyo de este 17 de octubre demuestran otra vez más la lealtad de un pueblo dispuesto a defender en la calle a un gobierno que lo defienda y que encare las medidas necesarias para poner en caja a los oligarcas de ayer y de hoy y a sus socios de la usura financiera, erróneamente llamado sistema bancario.

Esta semana termina con dos certezas, la primera es que los usureros y especuladores del gran capital no tienen ningún interés en colaborar con la recuperación de la Argentina, y la segunda es que el gobierno puede enfrentar esa amenaza con un apoyo popular ratificado de modo pleno, este 17 de octubre.

La vocación por regar de tinta los medios de comunicación del círculo rojo, con “la crisis terminal y divisoria” del Frente de Todos, se ahogó este sábado entre banderas argentinas y apoyo popular.

“Es un gobierno que no gobierna” dijo Andrés Malamud con desconocimiento pleno del peronismo y de nuestro pueblo y sin ruborizarse. Este sábado que termina también marco la absoluta falta de representatividad de los medios de comunicación sobre lo que sucede en el mundo real. Plagados de antiperonistas desconcertados, elaboraron al aire las más desopilantes lecturas, del mapa político real de nuestro país.

El peronismo, desde su nacimiento aquel 17 de octubre de 1945, ha favorecido las políticas intervencionistas que dan a los trabajadores derechos ante las empresas. Lo paradójico es que la bien ganada etiqueta histórica del peronismo, de capitalismo productivo distributivo, ha conseguido la dignificación de los trabajadores, pero también el crecimiento de las empresas y de sus posibilidades, las que muchas veces no valoran tal posibilidad y beneficio.

Nuestro país, se diferencia felizmente de otros países latinoamericanos por dos logros históricos del peronismo: la legislación protectora de los derechos de los trabajadores y la educación superior universitaria gratuita. Estas dos herencias del “maldito peronismo”, que ni las dictaduras han podido desmontar, sumadas al poder de los sindicatos y al acceso irrestricto a la educación superior de la clase trabajadora son los dos apotegmas que han permitido la movilidad social ascendente de nuestro pueblo y que han obsesionado en su odio de clase al anti-peronismo desde su bautismo de fuego matando civiles al bombardear la Plaza de Mayo en aquel 1955.

La pretensión de contar con un pueblo sumiso y dispuesto a reproducir por siglos la desigualdad social como sucede en otros países vecinos, es una obsesión absurda de nuestra oligarquía, que solo fortalece y vigoriza al peronismo.

Hoy, en 2020, entre los problemas económicos preexistentes generados por el nefasto gobierno de Mauricio Macri y el impacto de la pandemia, Argentina se encamina hacia su mayor contracción económica registrada. Ese es el enorme desafío que debe enfrentar el Gobierno del Frente de Todos

Producto de esa dificultad, la oligarquía se envalentonó con una pregunta insistente sobre la unidad dentro del mayor movimiento político del país. Ese mantra repetido por la oposición y sus voceros, desde la victoria electoral de Fernández hace un año, fue contestado este 17 de octubre. En la calle por el pueblo peronista y en la CGT por Alberto Fernández “Si alguien está planeando una marcha para que me aleje de Cristina, se equivoca porque no voy a hacerlo” reitero el presidente en estos días.

Lo que está en juego después de este 17 de octubre, es si Argentina puede romper su larga historia de péndulo político y sentar las bases para políticas sostenibles a favor del pueblo y de nuestro desarrollo que duren más allá de cualquier período de cuatro años. En esa tarea el Presidente Alberto Fernández tiene un gran desafío por delante. El pueblo peronista ya movió sus fichas y le dio el respaldo necesario para enfrentar los desafíos que vienen. Ahora la pelota está en su campo.

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