Daniela Vilar: “Parece que el lobby empresarial y la mezquindad política pesan más que legislar”
En diálogo con EPD, la diputada nacional por el FDT se refirió a la caída de la sesión donde se trataría la Ley de Etiquetados, los principales desafíos tras las Paso y la importancia de una agenda ambiental.
Daniela Vilar es Licenciada en Ciencia Política y Magíster en Políticas Públicas, desde el 2019 ocupa el cargo de diputada Nacional por el Frente de Todos por la provincia de Buenos Aires. En diálogo con El País Digital se refirió a la caída de la sesión del martes 5 de octubre por falta de quórum, donde se trataría, entre otras cosas, la Ley de Etiquetados.
En este sentido lamentó que la oposición no pueda “dejar las diferencias y rispideces de lado y legislar para lo que el pueblo nos eligió” y apuntó contra el lobby empresarial.
Además, expresó los principales desafíos que como bloque tienen tras las derrotas de las Paso y la importancia de seguir trabajando en una agenda ambiental. Vilar tiene una amplia trayectoria en políticas ambientales y destacó las políticas concretas sobre este tema llevadas adelante por el Gobierno nacional.
¿Qué sensaciones te dejó la caída de la sesión de esta semana?
En la sesión del martes pasado no solo teníamos una ley tan importante como la de etiquetado, sino también la ampliación de derechos para los trabajadores vinícolas, con quienes tenemos una deuda hace 10 años cuando se sancionó el régimen previsional diferenciado para los trabajadores agrarios, y el proyecto fundamental para garantizar los derechos de las personas en situación de calle. Estamos hablando de leyes trascendentales, que demandan un compromiso y una voluntad de transformar la realidad.
Era una oportunidad, como dijo Máximo, de demostrarle a la sociedad que aún en medio de un proceso electoral, podíamos dejar las diferencias y rispideces de lado y legislar para lo que el pueblo nos eligió, hacer una Argentina más justa.
Lamentablemente en este año y medio que me tocó ser diputada, presencie una gran cantidad de maniobras, excusas y trabas por parte de la oposición, algunas más irrisorias que otras, para impedir el trabajo legislativo. Lo que ocurrió el martes fue realmente vergonzoso, hicieron caer el tratamiento de leyes que tienen años de trabajo y consenso colectivo, leyes que ampliarían derechos, solo para extorsionar al resto de los bloques.
Incluso miembros de su propio bloque estaban reclamando el tratamiento, recordemos que la ley fue aprobada casi por unanimidad en el Senado, el dictamen salió con la firma de todos los bloques, y vimos semana tras semana a diputados de la oposición enarbolarse defendiendo y militando la ley. Parece que finalmente, el lobby empresarial y la mezquindad política pesan más que legislar leyes transformadoras que beneficien al pueblo.
¿Cuál es la importancia de debatir la ley de etiquetado? ¿Por qué crees que la oposición decidió no debatir?
Estamos en una situación crítica, nuestro país es uno de los mayores consumidores a nivel mundial de ultraprocesados, con un consumo diario de sodio y azúcar que supera las recomendaciones de los organismos internacionales. Sabemos que el 46% de los niños y niñas entre 2 y 17 años consumen al menos una vez al día alimentos no recomendados y con ingredientes críticos como azúcares, sodio, grasas saturadas, grasas totales y calorías. Sin embargo, es en los sectores más vulnerables donde se profundizan las peores consecuencias de la malnutrición.
Esta ley es importante porque garantiza y fortalece derechos básicos como son el derecho a la información, el derecho a una alimentación saludable y el acceso a la salud.
Se trata de otorgar autonomía y consciencia alimentaria, y acercar la información a la gente, en vez de que la gente tenga que ir a buscarla.
Constituye una verdadera política pública de soberanía alimentaria que no se limita simplemente al sistema de sellos de advertencia. También tenemos la normativa en cuanto a la publicidad, especialmente la que está orientada a las infancias. Por otro lado, establece la normativa en cuanto a las compras del Estado priorizando la compra de alimentos sin sello, que será fundamental para garantizar que comedores y merenderos reciban alimentos saludables.
Garantiza el acceso a la información sobre la calidad, origen contenido tipo y tipo de producción.
Estas maniobras de la oposición para trabar el trabajo legislativo no son una novedad. Creo que en el caso de la Ley de Etiquetado se están jugando dos cosas muy importantes, por un lado el lobby de las grandes empresas que están presionando fuertemente para que se dilate el tratamiento de la ley y así pierda estado parlamentario, teniendo que reiniciar el proceso. Por otro lado, también se juega una discusión trascendental respecto al paradigma de alimentación que queremos promover, si es uno atado a los deseos de las industrias, u otro donde prime la salud y soberanía.
Tras los resultados de las paso, ¿cómo viviste la interna que se generó en el Gobierno? ¿Qué aprendizaje crees que dejó? ¿Qué expectativas tenés para noviembre?
Tenemos un desafío muy grande por delante. Además de que somos un país deudor de 45 millones de dólares al FMI, la pandemia agravó una situación social y económica ya vulnerable y, como dijo Cristina, nos vimos obligados a los 5 minutos del partido a salir a atajar penales. Tuvimos que tomar medidas que fueron antipáticas para todos y todas, pero que de otra manera, hubiera implicado un colapso sanitario como vimos en otros países.
Los procesos electorales son las oportunidades que tiene el pueblo de hacer oír su voz, y como tal tenemos que escucharlos y actuar en consecuencia. Aún tenemos dos años de gobierno por delante y el objetivo no puede ser otro que el de gobernar para la gente y salir de esta pandemia de la que, efectivamente, gracias a una avanzada campaña de vacunación, empezamos a vislumbrar su fin.
Tenés una trayectoria en políticas ambientales. ¿Qué te llevó a trabajar en esta problemática? ¿Cómo viene Argentina en relación al cuidado del medio ambiente? ¿Qué cambios proponés al respecto?
La agenda ambiental está cada vez ganando más espacio en el debate público y es, en gran parte, gracias a la militancia joven. Hay una conciencia mucho más despierta respecto de cuál es el futuro que nos depara si seguimos subestimando la crisis climática que vivimos hoy. Además, los problemas ambientales no son sólo ambientales, sino que se enmarcan en un panorama social, económico y político, y los agravan, generando desigualdad, pobreza y daño. Militamos las políticas ambientales en favor de un mundo más sano, una mejor calidad de vida de la población y por un modelo productivo, socioeconómico y político en armonía con la tierra que habitamos.
Nuestro país tiene la particularidad de contar con las condiciones naturales, las capacidades productivas y tecnológicas, y además, un gobierno comprometido en tomar acciones para avanzar en la transición ecológica. Tenemos un enorme potencial para consolidar una transformación de nuestra matriz productiva, hacia un modelo más sustentable. Medidas como el fortalecimiento del sistema científico, el desarrollo de nuevas tecnologías para producir nuevas fuentes de energía, o el fomento a la producción agroecológica, son acciones que venimos llevando a cabo y apuntan a construir un nuevo modelo productivo que sea amigable con el ambiente.
El camino es largo y tenemos mucho por hacer. Por eso, sabemos que tenemos que mejorar y crear mejores proyectos legislativos para que tengan un impacto más profundo en su implementación. En el Congreso venimos avanzando en la agenda ambiental, iniciativas como la Ley de Fuego, un proyecto impulsado por Máximo Kirchner que busca combatir los incendios especulativos, la Ley Yolanda, de formación ambiental para funcionarios del Estado, la Ley de Educación Ambiental y la ratificación del Acuerdo de Escazú son algunos ejemplos.
Este año venimos trabajando en leyes de Ordenamiento Territorial, de Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos, de Soberanía Alimentaria, que discutimos en el marco del Foro Legislativo Ambiental, con una gran participación ciudadana. Estos tres ejes representan discusiones claves que tenemos que dar en Argentina, porque abordan, de manera integral, cuestiones relacionadas con el ambientalismo popular que queremos construir, en miras de un horizonte sustentable, socialmente justo. Por ejemplo, si estamos hablando de mejorar la calidad de los alimentos, ya que sólo el 6% de la población come lo recomendado por día de frutas y verduras, nos obliga a repensar los hábitos de consumo y empezar a poner el foco en los alimentos agroecológicos, a fomentar la producción por parte de pequeños y medianos agricultores rurales, de campesinos, familiares y volverlos más accesibles para los compradores. En este sentido, sería imprescindible volver efectiva una Ley de Fomento a la Agroecología, que contemple estas situaciones.
El cambio, si no es empezar a pensar una transición hacia un modelo productivo menos extractivista, menos depredador y que no genere asimetrías sociales, entonces es una ilusión. Nuestro frente de lucha es por el buen vivir, la alimentación saludable y la convivencia con el medio ambiente.
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