Cuatro claves para afirmar que hay un golpe de Estado en Bolivia

EPD realizó una síntesis de los principales aportes realizados por académicos y especialistas en la materia a fin de comprender la naturaleza de los recientes golpes de Estado producidos en América Latina.

En Bolivia ha ocurrido un golpe de Estado. No es el primero que ocurre en América Latina en el siglo XXI. Si las décadas de 1980-1990 estuvieron signadas por la inestabilidad presidencial (Pérez Liñán), el nuevo siglo es testigo de un verdadero auge del neogolpismo (Tokatlian) que, como su nombre lo indica, posee similitudes, pero también algunas diferencias con respecto a los tradicionales golpes de Estado que azotaron la región a lo largo del siglo XX. 

EPD sintetizó los principales aportes realizados por académicos y especialistas en la materia a fin de comprender la naturaleza de los recientes golpes de Estado producidos en América Latina y que seguramente pueden contribuir a entender lo que está ocurriendo en Bolivia.  


1) ¿Cómo se define un golpe de Estado?

El término fue utilizado por primera vez por Gabriel Naudé en el siglo XVII, en su obra Considérations politiques sur les coups d”État, y hacía referencia a aquellas acciones ejecutadas por el propio gobernante destinadas a desplazar a algunos de sus funcionarios, a quienes se los sindicaba como conspiradores contra el poder instituido. 

Por el contrario, ya en el siglo XIX, como señala Lorena Soler, el constitucionalismo limitó su expresión a los cambios de gobierno que se producen violando lo establecido por la Constitución. 

Rafael Martínez identifica las diferencias entre la primigenia acepción y la actual: mientras en el pasado un golpe de Estado era un recurso extraordinario utilizado por el príncipe para mantener el poder frente a amenazas externas e internas, el moderno golpe de Estado no es un acto de defensa o protección del sistema, sino un acto que pone fin a la democracia. En resumen, “frente al golpe de Estado como protección del poder (absolutista) surge el golpe de Estado como ataque al poder (democrático)”.


2) ¿Los golpes de Estado suponen necesariamente la instauración de una dictadura?

Los golpes de Estado no necesariamente son seguidos por la instauración de una dictadura, además de que las dictaduras no son siempre del mismo tipo y naturaleza. 

Al respecto, Andrés Malamud señala: “La imagen típica de la quiebra democrática es un general deponiendo, y sustituyendo, a un presidente elegido democráticamente. Esa sustitución implicaba un cambio de gobierno, pero, sobre todo, un cambio de régimen. El adjetivo habitual era 'militar': un golpe militar daba lugar a un régimen militar. Pero habitualmente era un sobreentendido que no hacía falta reforzar: ¿de qué otro tipo podía ser un golpe? Esto cambió. Hoy abundan todo tipo de calificativos: golpe blando, suave, parlamentario, judicial, electoral, de mercado, en cámara lenta, de la sociedad civil…”. 

En definitiva, no siempre un golpe de Estado instaura un orden autoritario o militar. No obstante, como señala Lorena Soler, para la teoría jurídica, el golpe de Estado, en tanto violación de la legalidad del orden anterior, implica también el cambio de su norma fundamental y por lo tanto, la totalidad de su sistema normativo. De ahí que, para el derecho internacional, un gobierno surgido de un golpe de Estado deba pedir/ recibir reconocimiento de los demás Estados.


3) Salida anticipada de un presidente y golpe de Estado, ¿son lo mismo?

No. La salida anticipada de un presidente puede darse por distintos motivos que no siempre están vinculados con los golpes de Estado. Al respecto, durante las décadas de 1980 y 1990, América Latina estuvo atravesada por lo que la Ciencia Política denominó inestabilidad presidencial (Ollier, 2008) y dichas crisis se dieron en el marco de lo que dio en llamarse transición democrática, esto es, no supusieron la ruptura del orden democrático. 

Como ha indicado Pérez Liñán (2009), “estirar” la etiqueta de golpe de Estado lleva a “un callejón sin salida”, porque podría derivar en que toda caída de un presidente pueda ser denunciada ante la OEA bajo tal denominación y, según mayorías circunstanciales, convertirse en un recurso de “intervención arbitraria”.


4) ¿Siempre está presente la violencia física en los golpes de Estado?

Tokatlian ha utilizado el concepto de nuevo de neogolpismo para referirse a los nuevos golpes producidos en la región en el siglo XXI, para describir lo ocurrido en Ecuador (2000), Venezuela (2002), Haití (2004), Honduras (2009) y Ecuador (2010). Si usualmente el golpe de Estado tradicional se desplegaba de manera violenta por parte de las fuerzas armadas, el nuevo golpismo en general tiende a ser menos virulento y suele ser liderado por civiles, con soporte implícito o complicidad explícita de los militares.   

Coincide con esta mirada Lorena Soler, quien sostiene que, en los golpes de Estado del siglo XXI, la violencia reaccionaria y física juega solo un papel auxiliar, comparada con la de los medios de comunicación generadores de la narrativa de la crisis o del consenso. En todos los casos los medios de comunicación, junto con las redes sociales de comunicación instantánea, han sido centrales en la creación de una ideología golpista, a través de núcleos argumentativos comunes para justificar las intervenciones. Se construye así la representación del gobierno “aislado” pese a contar con un apoyo popular mayoritario y de la necesidad de poner fin a la conflictividad y el enfrentamiento entre “ciudadanos de la misma nacionalidad”. 



Textos utilizados:

 Soler, Lorena (2015). Golpes de Estado en el siglo XXI. Un ejercicio comparado. Haití (2004), Honduras (2009) y Paraguay (2012).

• Malamud, Andrés (2019). ¿Se está muriendo la democracia?
• Martínez, Rafael. Subtipos de golpe de Estado: trasformaciones recientes de un concepto del siglo XVII.
• Pérez-Liñán, Aníbal (2014). A two-level theory of presidential instability. Latin American.
• Ollier, Matilde (2008). La institucionalización democrática en el callejón: la inestabilidad presidencial en Argentina (1999-2003).
• Tokatlian, Juan Gabriel (2012). El auge del neogolpismo.

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