Científicxs que nos faltan: Andrés Carrasco

Hoy se cumple un año más de la partida de Andrés Carrasco, científico argentino que militó desde la academia la lucha por la dignidad del pueblo, y contra el ultraje a la salud pública y ambiental que perpetró, y sigue perpetrando, el modelo de agronegocios que rige en nuestro país.


Por Bianca García y Christian Francese


El agronegocio

La década de los ‘90 nos dejó secos. Sin nuestras empresas estatales, sin industria nacional, sin trabajo bien pago. Por si fuera poco, asociado a ello, varios paquetes. Aquel de la deuda externa del que poco se hablaba hasta que estalló en el 2001 -y después vuelto a armar. Otro paquete que nos dejaron los ‘90 es el paquete tecnológico “glifosato + soja RR”, soja modificada genéticamente con resistencia a glifosato. La promesa del paquete eran los grandes rendimientos agrarios que luego derramarían en el resto de la sociedad. La aplicación del herbicida glifosato mataría todo aquello que no sea la soja modificada, eliminando el trabajo de sacar malezas. A su vez, la siembra directa optimizaría el uso del suelo y recursos al momento de sembrar. La “eficiencia”, la “modernización” y el “derrame” neoliberales habían llegado al campo.

Desde entonces, el mundo agrario fue transformado completamente. Que el mercado internacional ofreciera muchos dólares por la soja promovió la expansión del cultivo en casi todo el territorio nacional y regional, llevado casi a la exclusividad. Prontamente la economía necesitada de dólares -muchos dilapidados en deuda externa y fuga- vió en la soja una salvación. Se consolidó así una economía dependiente, un país con limitada capacidad de decisión sobre su futuro.

Ordenado desde el frente externo, el paisaje argentino cambió. El uso de la tierra se concentró en pocas manos. Los conurbanos crecieron a base de trabajadores agrícolas desplazados. Se instaló el monocultivo sojero en detrimento de otros cultivos. La frontera agrícola creció a base de desmonte para sembrar soja.

Menos visibles fueron los cambios provocados por el uso de glifosato. La contaminación ambiental es silenciosa. Todo se moría, menos la soja. Los pueblos fumigados advirtieron los graves problemas de salud que les traía el herbicida. Crecieron los casos de cáncer, incluso entre infancias. Allí empezó la organización contra un modelo agrario que envenena a sus pobladores y territorios para que unos pocos se llenen de dólares a espaldas de las necesidades del país.

A eso prestó atención Andrés Carrasco.


Andrés

No dijo más que lo evidente: que el veneno, envenena. Sus palabras retumbaron en el silencio de una comunidad científica que miraba para otro lado. 

Andrés Carrasco era un científico de peso. Un extenso currículum que empieza en la carrera de medicina, para más tarde orientarse en embriología y biología molecular. Luego de desenvolverse como profesor, se doctora en Suiza donde sus investigaciones toman resonancia y le valen el prestigio académico. Pero su estadía en el país europeo es transitoria y vuelve a continuar su carrera en el CONICET. Primero como investigador, luego como presidente.

Lógicamente, que un científico de su talla denunciara los efectos del glifosato ayudó enormemente a que el tema fuera puesto en agenda. Pero su legado y enseñanza excede este hecho. Andrés no miró desde las alturas de la ciencia y tiró una mano hacia abajo. Por el contrario, su gesto fue consecuencia de una vida de combinar ciencia y política.

Como científico, Carrasco fue parte del reencuentro entre biología del desarrollo y biología evolutiva. Hasta entonces, la evolución de los organismos se explicaba a partir de cambios en la frecuencia génica de las poblaciones, y el desarrollo, como expresión sucesiva de los genes de un organismo. Tanto la evolución como la embriología pues, eran secundarias respecto a la genética. En la década de los ‘80 se da un importante giro. Entre varios movimientos teóricos, se muestra que ciertos genes (llamados Hox) que controlan el desarrollo embrionario están conservados evolutivamente. Organismos distintos presentan los mismos genes y sin embargo, pueden ser muy diferentes. Para dar cuenta de las diferencias, el ambiente en el que los genes se encuentran toma un lugar decisivo, y no tanto las secuencias de ADN en sí. En palabras de Carrasco: “La conservación del programa corporal que da la forma al embrión fue también un interesante hallazgo que dio, al estudio de la evolución, una renovación teórica nada desdeñable, ya que permitió asociar el impacto en el desarrollo de la forma embrionaria a aspectos ambientales que habían sido ocultados por el reduccionismo hegemónico de la biología molecular” (1). El primero en secuenciar y aislar un gen Hox en vertebrados fue Carrasco, en su nombre se llamó AC1 (hoy Hoxc 6) (2). 

A pesar de los cuestionamientos, el reduccionismo permanece hegemónico. Sucesivas aplicaciones biotecnológicas, tales como los organismos genéticamente modificados, le dieron aire. Los intereses económicos, políticos y sociales son indisociables de la práctica científica. Las críticas, sin embargo, no fueron refutadas. Precisamente la denuncia de Andrés fue mostrar el impacto ambiental (del glifosato) en el desarrollo de vertebrados (anfibios). Los intereses que lo movieron a hacer su investigación fueron aquellos de las organizaciones en los territorios.

Andrés fue un científico comprometido. No meramente un científico que hace política después del laboratorio, sino un científico que visualiza la política en su campo de investigación y se decide a disputar. Su maniobra más audaz -y por lo tanto, la más criticada- fue la publicación de su investigación en Página/12 en vez de una revista científica. Contra la vacua e imperiosa necesidad del “publish or perish”, plenamente consciente de la importancia y urgencia de su difusión masiva, apostó por la democratización del conocimiento.

La publicación inaugura una campaña de hostigamiento y desprestigio en su contra abordado en distintos planos. Desde el sector científico, con el propio Ministro de Ciencia de aquel entonces, Lino Barañao, solicitando al Comité de Ética en la Ciencia y Tecnología la evaluación ética de su trabajo, acompañado de su respectiva resonancia mediática. A su vez, desde el CONICET se emitió un informe (3) para desacreditar el trabajo de Carrasco. Desde el político, siendo investigado por la embajada de EEUU. Hasta soportando el patoterismo y las amenazas explícitas de parte de lobbystas del modelo.

Andrés reforzó su compromiso con la causa, participando de asambleas en lucha junto a vecinxs y organizaciones sociales. Su trabajo significó un aporte a la lucha y resistencia de pueblos fumigados, en un contexto de denuncias por efectos nocivos del glifosato y endosulfán. Aún sabiendo la importancia del rol del científicx, destacaba que “[con el testimonio del pueblo fumigado] está todo dicho. La ciencia puede acompañar la realidad, explicar lo que está pasando. Lo que no puede hacer la ciencia es legitimar o deslegitimar lo que está pasando” (4). 


La política en ciencia y tecnología


Problematizar el rol de la ciencia y la tecnología en la instauración de la agroindustria como modelo productivo, involucra no sólo reconocer su aval en el desastre ambiental (tanto desde el sector público como el privado), o registrar que, por negligencia o decisión, se omite un juicio público por parte de las autoridades de las consecuencias del uso de agroquímicos en el ambiente y la salud.

Además, es importante notar que la tecnología constituye la columna vertebral sobre la que se sostiene el proyecto y el modelo de acumulación del agronegocio. Así lo evidencia el proceso de concentración productiva sostenido por el método de siembra directa, o la sujeción de la producción con OGM al uso de agroquímicos. En palabras de Carrasco: “Cuando uno introduce una tecnología en la forma de producir también está creando una forma política: o crea soberanía o crea dependencia. Para salir hay que desestructurar todo un armado tecnológico que se instaló mediante universidades, sistemas tecnológicos, utilización de nuevas prácticas.” (5)

La práctica científica de Andrés representa un golpe bajo al núcleo duro del cientificismo. No puede desligarse la orientación de la producción científica de los intereses que la circundan. De esta realidad da cuenta la reacción de aquellos defensores y beneficiarios del modelo agroindustrial, a las investigaciones de Carrasco. Y esta realidad es la que debería incomodar a la importante porción de la academia que aún asevera los atributos objetivos y neutrales del método científico, que no tienen otra función que desligar al cientificx de su responsabilidad ética y social.

Necesitamos problematizar las condiciones sociales y políticas que posibilitan este saqueo. Que funcionarios públicos operen para intereses de las trasnacionales, da cuenta de que no podemos pensar una política para la ciencia, de crecimiento de la actividad científica, desligada de una política de ciencia, que oriente y que esté enmarcada en un proyecto popular y soberano. Que nuestro trabajo como científicxs habilite un atropello a los derechos humanos y ambientales, es un crimen. Nuestra práctica científica debe implicar la plena conciencia y cuestionamiento de las consecuencias y sentidos de lo que estamos produciendo. Las necesidades del pueblo deben llegar a la ciencia, no sólo las del mercado; un proyecto nacional debe planificar la política científica, no sólo el proyecto de las trasnacionales.

La lucha sigue más vigente que nunca. Por construir una patria más justa, y por desarrollar las herramientas para hacer de la decisión y la dignidad popular, nuestro destino.


Sobre los autores

Bianca García es trabajadora en la cooperativa de producción agroecológica "¿Qué Comés Cuando Comés?“. Integrante de la Agrupación Rolando García.

Christian Francese es biólogo, doctorando en filosofía (UBA). Integrante de la Agrupación Rolando García.



Referencias:

  1. Carrasco, A. E. (2011). El glifosato: ¿es parte de un modelo eugenésico?, Revista Salud Colectiva, 7(2):129-133.
  2. Carrasco AE, McGinnis W, Gehring WJ, De Robertis EM. (1984) Cloning of a Xenopus laevis gene expressed during early embryogenesis coding for a peptide region homologous to Drosophila homeotic genes: implications for vertebrate development. Cell; 37(2): 409-414.
  3. Comisión Nacional de Investigación sobre agroquímicos (2009). “Evaluación de la información científica vinculada al glifosato en su incidencia sobre la salud humana y el ambiente” Consejo Científico Interdisciplinario, CONICET.
  4. Tucci, V. (2020). “Andrés Carrasco: Ciencia Disruptiva”, documental. 
  5. Carrasco A. E. “La tecnología como tanque de guerra”, en: Skliar D.,Sztulwark D, Gennero N. (2015) .“Ante la máquina: para salir del consenso desarrollista” Buenos Aires, Tinta Limón.
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