Bajante histórica del Paraná, ¿cómo afecta a la región?

OPINIÓN. El río Paraná sufre hoy una de las peores bajantes en las últimas décadas, afectando de manera directa a Brasil, Argentina y Paraguay. ¿Qué está ocurriendo y cómo nos afecta?

El río Paraná es una de los afluentes más grandes del mundo -ocupando el 2° lugar como el río más largo de Sudamérica, después del Amazonas; y el puesto 14° a nivel mundial-, con una longitud de 4.880 kilómetros.

El Paraná es una continuación del río Grande y se vincula con las aguas subterráneas del Acuífero Guaraní (una de las mayores reservas de agua dulce del planeta), convirtiéndose en la principal vía de comercio de los países que recorre.

Desde el 2019 el río viene achicándose, llegando a mínimos excepcionales en el 2021. De este modo, la crisis actual afecta directamente a Brasil, Argentina y Paraguay -e indirectamente a Bolivia, que por no tener litoral debe utilizar esta corriente fluvial para exportar e importar sus productos-, ¿qué está ocurriendo?


Importancia del río Paraná

El Paraná recorre Argentina, Brasil y Paraguay, constituyéndose en la principal vía para el comercio internacional de estos países. A su vez, el río es una de las principales reservas de agua dulce del mundo, en donde se desarrollan diferentes actividades económicas como la pesca, la generación de energía eléctrica y el almacenamiento de agua para consumo y riego. 

A modo de ejemplo, el 60% del comercio exterior argentino atraviesa este canal (aproximadamente U$D 70.000 millones anuales); se embarca el 80% de los granos y subproductos; circulan por allí el 90% de los contenedores, la carga de las industrias automotriz y metalúrgica; y es una vía central para el abastecimiento energético del país.


Situación actual

El caudal normal, es decir la cantidad de agua que fluye por su corriente, es de aproximadamente 17.000m³ por segundo, pero en la actualidad el caudal del Paraná es de 6.200m³ por segundo.

Esta bajante extraordinaria -que se asemeja cada vez más a la crisis de 1944, cuando se registró la peor situación hídrica-, afecta la vida ambiental, económica, productiva y social de las ciudades a la vera del Paraná.


Motivos de la bajante histórica

Los motivos que provocan esta bajante del río pueden dividirse en causas naturales y antrópicas (es decir, cualquier acción o intervención de los seres humanos sobre los ecosistemas y la biodiversidad). Entre las primeras se destacan: el déficit de las precipitaciones registradas en los últimos años y la consiguiente bajante progresiva del caudal; y el acontecer de “La Niña” -fenómeno climático caracterizado por temperaturas frías y perdurables, junto a condiciones más secas y lluvias menos copiosas- que agrava la situación.

Por otro lado, entre las causas antrópicas se hallan: la deforestación -especialmente en el Amazonas-, la construcción de centrales hidroeléctricas, el uso excesivo del agua para el agronegocio, el dragado de humedales (es decir, la limpieza y el ahondamiento de las aguas, a partir de la remoción de rocas y sedimentos) y el cambio climático.

En particular, los incendios en la selva amazónica (en 2019 y que se han repetido en 2020 y 2021, provocando que más de 25.000 hectáreas sean arrasadas); el dragado del Pantanal (el mayor humedal de América del Sur) y la construcción de represas (como la Itaipú y la Yacyretá), sobresalen como los principales hitos que han perjudicado el corriente curso del Paraná.

Estas actividades han reducido la capacidad de autorregulación del canal de modo que cuando hay exceso de precipitaciones el río crece rápidamente e inunda las zonas ribereñas, mientras que cuando las lluvias son escasas (como en la actualidad), baja el caudal y se acentúa la bajante.


Consecuencias de la crisis

Producto de la bajante del Paraná existen consecuencias económicas, energéticas, logísticas y medioambientales que contribuyen a la crisis hídrica.

En este sentido, se redujo a la mitad la generación eléctrica en la represa Yacyretá (la cual aporta el 14% de la energía eléctrica de Argentina); se han secado humedales y lagunas perjudicando a la industria ictícola (puesto que los peces no pueden desovar); se ha incurrido en mayores costos logísticos debido a que se ha visto impedido el transporte fluvial y ha sido reemplazado por otros medios más caros, alterando al mismo tiempo la competitividad de las exportaciones; se ha afectado la provisión de agua para consumo y riego; la bajante hizo emerger un reguero de basura en las corrientes; así como también se modificó el relieve, el agua y el suelo de la zona.

Cabe mencionar que existen otras consecuencias económicas y medioambientales que aún están siendo estudiadas. De este modo, sólo pueden hacerse estimaciones y proyecciones sin que sea posible conocer los resultados a mediano y largo plazo de la presente crisis.



Para concluir, el Instituto Nacional del Agua (INA) de Argentina ha estimado que se mantendrá la tendencia descendente del río, pronosticando una leve y lenta recuperación de la altura hacia el verano del 2022.

La situación actual se observa como excepcional no solo por la intensidad de la bajante sino por la continuidad en el tiempo de la crisis. Frente a ello, solo nos queda esperar la mejora de la situación, procurando reducir el consumo de agua y evitando el desperdicio de este recurso tan preciado.

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