"Animal Man" de Grant Morrison: Cuando la ficción juega con la realidad

OPINION. Hay un género de escritura que siempre busco para mis lecturas, la Metaficción. Este término se refiere a la ficción de lo autorreferencial, un estilo de modernidad narrativa que desafía toda teoría literaria.


Hay un género de escritura que siempre busco para mis lecturas, la Metaficción. Este término se refiere a la ficción de lo autorreferencial, un estilo de modernidad narrativa que desafía toda teoría literaria ya que cada vez que se aplica este término es subjetivo y derriba la posibilidad de teorizar sobre ella.

Un ejemplo claro en la literatura moderna se encuentra en la saga de “La Torre Oscura”, épica literaria escrita por el maestro del terror Stephen King. Este magnum opus cuenta el andar de Roland, un pistolero (muy parecido a Clint Eastwood) que trata de llegar a una enigmática Torre Oscura, un edificio que es una especie de convergencia de todos los mundos. Acompañado siempre por su Ka-tet conformado por un adicto newyorkino, un niño que se escapa de la casa, y una lisiada afroamericana con transtorno de personalidad, todos de distinto plano temporal.

En el séptimo libro, luego de una serie de eventos que le revelaron  la existencia de este plano y  también que aquí hay un “escritor que publica libros de terror y es mi creador”, Roland debe salvar al mismo Stephen King de un accidente de tránsito que ocurrió en la vida real, en el año 1999. Este accidente le impediría a King continuar su labor escribiendo las aventuras de Roland, por lo que en la ¿ficción? el pistolero y  su grupo deben salvarlo para que continúe, mediante creación literaria, el andar del Kat-Tet.

Hay otros ejemplos en donde otras ramas de la metaficción son parte integral de las obras, por ejemplo en las de Jorge Luis Borges. El concepto es amplio y subjetivo, lo que en mi caso genera más predisposición y entusiasmo por conocer otras maneras de plasmar la idea en el papel.

En el mundo del noveno arte hay muchos ejemplos de Metaficción, como en la aclamada “Watchmen” de Alan Moore con la historia del “Corsario Negro” que es una historieta que los personajes leen dentro de la misma obra.

La obra con la cual quiero detenerme a analizar es “Animal Man” de Grant Morrison.

Como una especie de segunda parte o “columna complemento” a la publicada la pasada semana, la etapa del guionista escocés a cargo de este desprestigiado y olvidado personaje es sumamente brillante en el aspecto metafísico.

En los primeros números no tenemos indicio ni percibimos rasgo alguno de metaficción, pero ya en el número #5 de la serie y luego de derrotar a la Bwana Bestia en cuatro números (donde Morrison hace una crítica exhaustiva a los experimentos con simios), el escocés crea una historia mítica en el mundo del noveno arte: “El Evangelio del Coyote”.

Si bien la  trama es simple, la misma cuenta el andar de un coyote antropomorfo que es cazado por un camionero, quien en distintas ocasiones lo pisa, le dispara, lo tira por el cañón aunque el coyote siempre vuelve regenerado.

Cuando el personaje de Buddy Baker (alias Animal Man) interviene e "intercambia palabras" con el “animal” (quien no entiende una palabra) este le cuenta a través de unos escritos que pertenecía a otro mundo, uno más caricaturesco (clara referencia al Coyote de Looney Toons). Aquí hay un ejemplo claro del concepto protagonista de la columna, pero si eso no era suficiente, al culminar el número se observa una mano con un pincel, clara referencia de que alguien dibuja y pinta el andar del coyote.

Ya más avanzada la aventura (en el #19) y gracias a la ayuda de un giro en la trama, el héroe se da cuenta de que alguien lo observa, que su vida es escrita por alguien más  y que él vive gracias a que nosotros (los lectores) leemos sus aventuras mes a mes. No quiero olvidar de mencionar que en la primera página del número aparece una mano escribiendo en un teclado, con un borrador o arte final de “Batman Arkham Asylum”, otra obra de Morrison, una especie de pista que se ayuda con cuadros de pensamiento que dicen lo que el guionista piensa y escribe en su ordenador.

Grant Morrison escribe una carta de amor al cómic más épico de la historia y que cambió a DC Comics como editorial y a los lectores para siempre: “Crisis en Tierras Infinitas” de Marv Wolfman y George Pérez, evento que eliminaría mundos (y con ellos personajes) para establecer solo uno y que no haya un desmadre narrativo de continuidad para los lectores.

El guionista, entre los números #23 y #25,  utiliza al villano Psicopirata (quien en la historia es un interno del Asilo Arkham y es el único que recuerda todo lo previo a la crisis mencionada) y trae nuevamente, a raíz de toda la información que el villano recuerda, a muchos personajes que DC había borrado de la continuidad, haciendo que se pierdan y queden en un limbo creativo del que algunos jamás salieron.

Sin dudas esa fue una carta de amor, una caricia para aquellos personajes que Morrison creció leyendo y aún continúa amando, jugando con ellos en su etapa con “Animal Man” y otras de sus grandes obras como "Crisis Final", por ejemplo.

En los últimos dos números de esta gloriosa y experimental etapa, Animal Man, ya consciente de que su vida es escrita por un ser omnisciente, se aventura literalmente en el limbo donde los personajes olvidados pasan su tiempo y están desesperados por salir. Al salir del limbo sucede lo más importante y esperado por el lector, el encuentro cara a cara con el mismísimo Grant Morrison dentro de la mismas viñetas, rompiendo la cuarta pared.

“Hola. Te estaba esperando. Soy Grant. ¿Vas a entrar?” son las primeras palabras que el guionista intercambia con el personaje, ante la mirada y expresión de asombro del héroe.

“¡No es solo un cómic! ¡Es mi vida!” y muchas otras expresiones son las que Buddy intercambia con su guionista. Hasta le pregunta, con un cómic de “Doom Patrol” en la mano, si el escocés guioniza todo, por lo que el autor responde: “¡No seas ridículo!. Si lo guionizara todo nunca dormiría. Solo guionizo un par de cómics y tu eres uno de mis personajes. Otro guioniza tu vida cuando estás con la  Liga de la Justicia. ¿No lo has notado?”.

Una reveladora charla, en la cual hasta el mismo guionista (mirando al lector, rompiendo la cuarta pared) agradece a su equipo creativo y a la editora Karen Berger por la oportunidad que esta le dió, sin olvidar a Brian Bolland en su labor de portadista.

Reafirmo mi amor por la búsqueda y prueba de nuevas experiencias literarias, que me hagan ver el mundo de otra forma, tal como Grant Morrison quiere afirmar (y diferenciándose  ampliamente de Alan Moore, su némesis conceptual), nuestra realidad está llena de magia...

Por esa razón y sin más que agregar simplemente quería agradecer al autor por abrir mi mente a nuevos conceptos, por romper la gramática que estructura  nuestra realidad e introducir la posibilidad de conocer otros mundos.

Hasta la semana que viene… Están golpeando la puerta, espero que sea mi personaje favorito, lo estaba esperando…

"Bruce, Selina un placer conocerlos…"


Sobre el autor: 24 años de edad. Oriundo de Buenos Aires. Lo encuentran reseñando cómics como @FestivoC  y @festivo_comics en Twitter e Instagram, respectivamente. Un multimillonario que se viste de murciélago por las noches le cambió la vida...

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