Abusos en el Newman: serían más de 20 casos

Los hechos tuvieron lugar a fines de la década del setenta y principios de la del ochenta. La Policía de Irlanda se interesó en la investigación. Ahí cursó sus estudios el presidente Macri y varios de sus ministros.

Unos días antes del fin de año de 2016, Rufino Varela —exalumno del colegio Cardenal Newman— denunció haber sido víctima de abusos sexuales cuando cursaba el séptimo grado en la institución. Era 1977.

Según publicó La Nación, el colegio admitió que otras cinco víctimas se acercaron a denunciar los abusos y el propio Varela habla de 22 casos. Otra dato que se debe destacar es que la Policía de Irlanda manifestó interés en seguir el caso. Así como también lo hizo el papa Francisco.

A partir de un correo electrónico enviado a una dirección oficial del Gobierno de Irlanda por Rufino Varela, el sargento de la policía irlandesa, Jonathan Hayes, se comunicó con el denunciante para solicitar información sobre lo ocurrido en la exclusiva institución donde cursó sus estudios el presidente Macri y varios de sus ministros. El oficial le confirmó a Varela que notificó a la Agencia del Menor y la Familia de Irlanda para que siga el tema y le pidió detalles sobre el autor y las fechas de los abusos.

Aunque desde el 2000 la institución está en manos de una asociación de padres, cuando sucedieron los abusos el colegio seguía administrado por los Christian Brothers —una orden religiosa irlandesa que llegó a tener cientos de colegios alrededor del mundo—, y es por esto que Irlanda toma cartas en el asunto.



Se ha suscitado polémica entre los exalumnos del Newman, que se dividen entre los que acusan a Varela de oportunismo y los que agradecen su valentía. Lo cierto es que de las víctimas, salvo uno —que dice haber sido abusado por otro religioso del Newman—, todos acusan al capellán del colegio, Finnlugh Mac Conastair, a quien llamaban padre Alfredo. Según los relatos a los que accedió Varela, los testimonios son similares: el cura aprovechaba las confesiones que realizaba en su cuarto, que quedaba debajo de la capilla del colegio, para desnudar, azotar y masturbar a los alumnos.

El director del Newman, Alberto Olivero, explicó a La Nación que formaron una comisión para escuchar y contener a las víctimas y confesó: “Sean cinco o sean 20, es un horror”. A su vez, la administración del colegio analiza la realización de algún tipo de evento para convocar a los exalumnos y pedir disculpas públicas.

Otro dato que llama la atención es el interés de la Policía irlandesa en John Burke, el director del colegio en la época en que Varela era alumno. El sacerdote de 74 años vive ahora en Irlanda. Volvió para encargarse de las negociaciones por los escándalos de abuso que hoy complican a la orden.

Burke es un hombre muy querido por la comunidad del Newman. De hecho, viajó en octubre del año pasado para la cena de egresados, de la que participaron Macri y varios integrantes de su gabinete. En aquella oportunidad, Varela se reunió con el exdirector —a quien considera cómplice del encubrimiento— para intentar averiguar qué sabía el colegio de los abusos e instarlos a pedir disculpas públicas. Esto no fue posible, la institución recién publicó un comunicado de disculpas luego de que el caso se hiciera público.

El relato de Rufino es estremecedor. El abuso ocurrió un día de colegio de 1977, cerca del mediodía, cuando tenía 12 años. En esa época él sufría abusos de parte del casero de su familia y fue a confesarse con el padre Alfredo. No bien se lo mencionó —con lo que semejante confesión representa para un niño—, el sacerdote lo llevó a su cuarto —vivía en el colegio, debajo de la capilla— le hizo bajarse los pantalones, lo acostó boca abajo en su catre, le puso una almohada en la cabeza, le dio diez azotes con algo que no vio, pero que cree que era un cinturón de cuero, y le manoseó los genitales mientras le preguntaba detalles sexuales.

El padre Alfredo murió en 1997, a los 88 años.




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