¿Qué pasa si gana Cristina?

Por: Ileana Panthou

Cristina Fernández de Kirchner y sus dos mandatos presidenciales nos permitieron degustar un modelo de país hasta su sintonía fina. Modos de comunicar y medidas económicas que vieron (o no) sus frutos. Se trata de una candidata que -además- arrastra un historial con más 10 años dentro del Congreso. Pero que, paradójicamente, logró mantenerse en el centro de la opinión pública. Periodistas y medios no dejan de advertirnos sobre el mal que significaría su regreso, al mismo tiempo que pronostican su derrota e inevitable jubilación de la política.

Contradictoriamente, que CFK sea -según el PRO- "el cuco que atemoriza a los inversores" da cuenta de que existe una posibilidad concreta de victoria y un eventual regreso, al menos desde una banca en el Congreso. Ante este temor, la coalición gobernante (¿ya transformada en partido?) emitió un mensaje a sus funcionarios de Gobierno pidiendo moderar la euforia que expresaron ante la noticia sobre la fragmentación de la oposición peronista.

Las elecciones de medio término son leídas como el modo de limitar al oficialismo y usadas como termómetro tanto por el Gobierno como por la oposición y en este caso no solo estarán inspiradas en los comicios de 2015 sino que proyectarán los de 2019.

¿Randazzo se transformará (para el kirchenerismo) en el Martín Sabbatella de 2009? La fragmentación de la oposición propone así un desafío hacia su interior: el intento por particularizar sus diferencias.

Ni los escándalos de las cuentas offshore, el Correo Argentino o Avianca parecen haber afectado la imagen presidencial, aunque sí la delicada situación económica y sus indicadores, que no paran de empeorar. ¿Esto afectará la intención de voto?

Cristina es, hoy, la única oposición capaz de capitalizar los errores del macrismo. Si el cambio de estilo le permite romper su techo y ganar la banca en octubre, ¿significa que vuelve el kirchnerismo al poder o se trata solo de la expresión ciudadana para “amedrentar al oficialismo” y cumplir con el mandato del contrapeso en el Congreso?

Por otro lado, ¿un eventual triunfo de CFK beneficiará al PRO de cara a las próximas elecciones presidenciales permitiéndole agitar el fantasma del sucio y malo populismo?

En cambio, si el oficialismo logra surfear la campaña no-tan-positiva y se consolida victorioso en los próximos comicios, ¿sobrevivirá políticamente a las duras medidas económicas que ejecutarán después de octubre?

El kirchnerismo se encuentra reducido al mapa bonaerense y patagónico y se enfrenta a un oficialismo nacionalizado. La estrategia “del cuco de Cristina” amenaza tanto a propios como ajenos. ¿Quién será el símbolo del momento político en estas elecciones?

El hecho de que CFK siga siendo una contendiente de peso deja a las claras la subestimación sobre el poder de su figura, al mismo tiempo que exhibe la fragilidad de un gobierno que necesita de la victoria bonaerense para legitimar el cambio que implica su modelo económico a nivel nacional de cara a los próximos años.

Diarios Argentinos