Las elecciones en Santa Fe ordenaron el mapa hacia 2019

Cambiemos ganó con claridad y se perfila para arrebatarle la Gobernación al Frente Progresista, que salió tercero lejos. El peronismo quedó segundo y deberá sumar a todos para ser competitivo.

A pesar de haber resistido en las primarias, finalmente Santa Fe se terminó subiendo al tren amarillo en las generales de este último 22 de octubre. En un resultado sorpresivo por la abultada diferencia, el candidato de Cambiemos Albor Cantard se impuso con casi el 38% de los votos, mientras que el Frente Justicialista, de Agustín Rossi, arañó el 26% y el representante del Frente Progresista, Luis Contigiani, sacó un 14%.

Cambiemos se impuso en 15 de los 19 departamentos santafesinos, el FJ ganó en 3 y el FP en el restante. Así, el macrismo se quedó con cinco bancas, el Frente Justicialista con tres y el Frente Progresista solo con una. La estrategia oficialista de nacionalizar la elección para polarizar con el kirchnerismo le rindió frutos en la provincia, porque licuó el rendimiento de otras alternativas en carrera y le permitió torcer el rumbo de las PASO que se le había escapado por poca diferencia.

Así, el PRO sumó dos a los tres escaños que ponía en juego obtenidos en 2013 con Miguel Del Sel como cabeza de lista, que luego renunció para irse como embajador a Panamá. Su lugar fue tomado por Luciano Laspina, que ahora estará otro período. Junto a Albor Cantard fueron electos, además, la galvense Gisela Scaglia (renovó), Luciana Lehman (representante local del espacio de Elisa Carrió), y el radical Gonzalo del Cerro. El reutemista Ricardo Spinozzi terminó su mandato y no intentó competir.

El FJ sumó una banca a las dos que arriesgaba, las obtenidas por el exgobernador Jorge Obeid (la ocupaba Eduardo Seminara desde su fallecimiento) y la "Tana" Josefina González en 2013, que tendrá otro mandato. La exjueza Alejandra Rodenas completa la nómina de los que ingresarán al Congreso Nacional junto con Agustín Rossi.

En tanto, el Frente Progresista fue el gran perdedor, al obtener solo la banca de Luis Contigiani. La alianza entre socialistas y radicales ponía en juego los cuatro lugares que ganó el exmandatario Hermes Binner hace cuatro años, quien llevaba en la lista a la socialista Alicia Ciciliani, el ex-ARI Pablo Javkin (renunció y su lugar fue ocupado por la demócrata progresista Ana Copes) y el radical Mario Barletta. Sin embargo, ya había perdido dos de esos escaños, los de Barletta y Copes, que dieron el salto a Cambiemos hace ya un largo tiempo.

Sorpresa

Ningún pronóstico, ni siquiera los más optimistas dentro del macrismo, había augurado que Albor Cantard ganaría por tanta diferencia. El domingo por la noche, antes de que se conocieran las proyecciones oficiales y las mesas testigo del socialismo —siempre confiables— arrojaban una diferencia de 16 puntos, un asesor del PRO le decía a este cronista "parece mucha diferencia, terminamos ganando por cuatro puntos". Evidentemente, la estrategia de privilegiar la marca Cambiemos por sobre los nombres, que el Gobierno trazó en muchas jurisdicciones, tuvo éxito. "Esto fue un voto de confianza al presidente Macri", dijo sin dudarlo el exsecretario de Políticas Universitarias de la Nación, sabiendo que su mayor fortaleza como candidato era mostrarse como la cara del oficialismo nacional en la provincia y un hombre del presidente.

El punto más débil de Cantard, su grado de conocimiento, fue trabajado con muchos recursos en cartelería y folletería callejera, entrevistas en medios afines al Gobierno, intensas recorridas por la provincia y presencia en spots radiales, televisivos y en redes sociales. De esta forma, el equipo de campaña de Cantard logró que "Niky" saque 237 mil votos más que en las primarias. La participación, que creció casi al 76% contra 70% de las PASO, explicaría gran parte de estos apoyos: Cantard se quedó con la mayoría de esos votos de los ciudadanos que no habían concurrido en agosto.
Pero además, captó sufragios que antes habían ido a otros candidatos, como, por ejemplo, al macrista que había competido por fuera de Cambiemos, Jorge Boasso, excandidato a vicegobernador de Miguel Del Sel. "Jorge tiene su electorado fiel en Rosario, pero esto demuestra que en Cambiemos los modales también cuentan. El personalismo y el individualismo no tienen lugar en el espacio, nos gusta pensar más en términos de equipo", dijo Cantard a este portal para explicar el fenómeno.

Uno de los mayores ganadores de la jornada fue el intendente de Santa Fe, José Corral, que había elegido a su amigo Cantard para encabezar la lista a pesar de su grado de desconocimiento y luego se movió como su jefe de campaña. "Socialista, socialista, no te lo decimos más. En el 2019 gobierna José Corral" cantaba la juventud de Franja Morada en el búnker de Cambiemos en la ciudad capital, dejando claro que lo que se disputaba en esta elección era, además, quién será el candidato a gobernador del macrismo en el próximo turno electoral. Sin embargo, la noche del domingo le trajo un trago amargo. Paradójicamente, aunque en Diputados el PRO se impuso en la capital provincial con el 43% frente al 24% del PJ, en Concejales, el delfín de Corral perdió por 40% a casi 32% frente al socialista Emilio Jatón, que intentará arrebatarle la intendencia en 2019.

Está claro que el presidente de la UCR nacional es, sin dudas, el aspirante más serio a representar al espacio en la provincia, pero a partir del lunes posterior a las elecciones ya comenzó la disputa por ese lugar. Laspina, que además de ser del núcleo duro del PRO es una de las espadas principales en la Cámara Baja al mando de la estratégica comisión de Presupuesto, se querrá colar en la fórmula para no regalarle toda la provincia a los radicales. Es de esperar que el diputado provincial Federico Angelini, artífice de la muy buena victoria de Rodrigo López Molina en Concejales en Rosario, también participe de las negociaciones, ya que representa a la otra línea del partido amarillo en Santa Fe, enfrentada con la que responde al ministro del Interior, Rogelio Frigerio. La rivalidad con el grupo de Laspina y Ana Laura Martínez se tomó una tregua para las elecciones, pero se prevé que la tensión crezca puertas adentro ahora que el frente externo está resuelto.

Conforme
 

La elección del peronismo dejó algunos puntos para tener en cuenta. Como se esperaba, el objetivo principal fue tratar de conservar lo obtenido en las PASO y evitar que los votos de Alejandra Rodenas migren a otros espacios. Según el escrutinio provisorio, la lista del exministro de Defensa sacó 505 mil contra 516 mil que había cosechado en las PASO y, si bien es difícil de establecer si esos sufragios pertenecen a la exjueza, lo cierto es que no logró crecer sumando nuevos votantes.

Por ello, Rossi destacó, ante todo, que el peronismo "logró contener la totalidad de los votos", pero no celebró con mucho ahínco. "Estamos conformes, ni satisfechos ni contentos. Pusimos en juego dos diputados y logramos tres. Consolidamos un segundo lugar como fuerza política confrontando con dos aparatos muy fuertes, el de la provincia más la Municipalidad de Rosario, y el del Gobierno nacional más la Municipalidad de Santa Fe", analizó el "Chivo", consultado por este medio.

En el justicialismo se rumorea que el futuro de Rossi está en Buenos Aires y que sus aspiraciones ya no pasarían por volver a disputar en Santa Fe en 2019. Por los próximos 4 años tendrá un lugar seguramente privilegiado en el bloque que supo presidir en los momentos más duros del kirchnerismo, como el conflicto por la Resolución 125. En tanto, Rodenas seguramente arribará al Congreso con la atención puesta en la provincia. Se comenta que la exmagistrada buscará solidificar el Espacio Santafesino que construyó junto con senadores, intendentes y referentes territoriales del PJ provincial para competir por la Gobernación dentro de dos años. "Puede ser que Cambiemos pretenda pintar el país de amarillo, pero nosotros no vamos a dejar que nos pinten la provincia en 2019”, decía la dirigente la noche del domingo, dejando entrever la confirmación de este deseo.

Enfrente estará nada menos que Omar Perotti, hasta el momento el mejor elector del peronismo de los últimos años, pero que atraviesa una etapa de desgaste dentro del espacio a partir de su nivel de silencio durante la campaña y de algunas votaciones en conjunto con el macrismo en la Cámara Alta. Ambos deberán trabajar fuertemente en la unidad si quieren ser opciones competitivas ante el crecimiento de Cambiemos. "Si no hacemos algo realmente amplio, en 2019 ganan ellos, sin ninguna duda", comentaba por lo bajo un dirigente peronista esta semana.

Oxigenar

Quedar a casi 24 puntos detrás del ganador es para cualquier oficialismo casi una declaración de defunción de su capital político. Si bien se notó un esfuerzo para mejorar la performance de las primarias, lo cierto es que con toda la estructura de la provincia a su disposición, Contigiani mejoró poco más que dos puntos su desempeño. El tercer lugar es el reflejo de la extinción del romance entre el Frente Progresista y la ciudadanía a la hora de votar, por más que el gobernador Miguel Lifschitz se haya apurado a decir que “no hubo voto castigo”.

De cara al 2019, cuando se renueven los espacios de poder clave del sillón la Casa Gris, más las intendencias de Rosario y de Santa Fe, el socialismo y los restos del radicalismo que se mantuvo fiel a su socio deberán reestructurar, sin ninguna duda, su formato político. Si bien el triunfo en la capital provincial le generó una sonrisa al mandatario santafesino, que se conformó con celebrar, además, las “muy buenas elecciones” de concejales e intendentes en localidades intermedias, como Villa Gobernador Gálvez, Firmat, San Lorenzo y Venado Tuerto, lo cierto es que la alianza que encabeza podría perder la provincia que gobierna hace 10 años y la ciudad de Rosario, en la que recibió un duro golpe a pesar de conducirla hace 28 años.

En este sentido, será clave conocer el impacto en la práctica que tendrá la propuesta de Lifschitz para relanzar el espacio y darle oxígeno, “con la inclusión de otros sectores independientes o que estuvieron en el frente y se fueron apartando”, como dijo, aunque tampoco descartó la presencia de “referentes peronistas”. Por lo pronto, se conoció que habrá cambios en su gabinete, con la inminente salida de los ministros radicales que llegaron desde el sector de Corral y se mantenían haciendo equilibrio entre los dos espacios (el de Ciencia y Técnica, Eduardo Matozo, y el de Obras Públicas, Julio Schneider) que ya fueron intimados públicamente por el vicegobernador Carlos Fascendini, aunque luego el mismo Lifschitz le bajó el tono al afirmar que “no es el momento de pedirle la renuncia a nadie”. También habrá otros recambios obligados de los que asuman otro rol, como Contigiani, a cargo de Producción, pero que asumirá en diciembre como diputado nacional, y el titular de Salud Miguel González, que ocupará la banca en el Senado provincial que deja Jatón.

Además, hay reacomodamientos internos dentro del partido de la rosa, atentos a la urgencia que despertaron los resultados electorales. Entre las PASO y las generales hubo tregua entre los sectores de Lifschitz y Antonio Bonfatti, que derivó en el cambio de la jefatura de campaña a manos del exministro de Gobierno Rubén Galassi, mano derecha del presidente del PS. En los pasillos del Palacio de Los Leones se especula con que ahora Galassi prepare su desembarco para ocupar el lugar que dejará Javkin, la Secretaría General, para unir esfuerzos con Fein los próximos dos años. Ante la inminencia de entregar la provincia tras dos elecciones consecutivas en las que las conservó raspando a pesar de que el PRO aún no gobernaba el país, hoy evitar una victoria del macrismo en el bastión socialista será el objetivo fundamental del Frente Progresista de cara al 2019.

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