Fukuyama explicó por qué no llegan inversiones al país

El politólogo estadounidense que vaticinó el "fin de la historia" dijo que "Argentina no tiene credibilidad", alertó sobre la deuda externa y consideró que el país "necesita una economía más abierta".

Francis Fukuyama, el politologo estadounidense que se hizo conocido en el mundo por vaticinar el "fin de la historia" en los 90, se animó ahora a explicar por qué no llegan las inversiones que el Gobierno está esperando y aseguró que se debe a que "Argentina no tiene credibilidad" para los empresarios extranjeros.

"El problema es que sin importar quién sea el presidente, Argentina no tiene credibilidad ante los inversores extranjeros en general porque ha alternado bruscamente entre políticas neoliberales y populistas. En gran parte por eso no han llegado las inversiones", sostuvo ayer el catedrático, luego de la presentación del Informe sobre Desarrollo del Banco Mundial en la Facultad de Derecho.

Consultado por el portal Infobae, Fukuyama alertó sobre la alta emisión de deuda que está llevando adelante el Gobierno de Mauricio Macri: "Creo que el endeudamiento podría ser peligroso. Espero que Argentina no vuelva a depender de los préstamos".

En ese sentido, remarcó que el país "necesita inversión extranjera directa, gente que invierta en empresas productivas que hagan crecer la economía" y advirtió: "Si sólo hay inversiones especulativas y deuda, eso no va a ayudar". 

Para Fukuyama, Argentina debe resolver un problema político. "Se necesitan mayores consensos en la sociedad para respaldar políticas estables que no van a ser revertidas la próxima vez que haya elecciones", consideró.

Además, en el plano económico, el politólogo señaló que el país "necesita una economía más abierta". "Tiene que haber más competencia interna, considero que eso generaría mucho crecimiento, más trabajo y mayor riqueza", precisó. 

"Argentina tiene recursos naturales, mucha población, gran territorio y gobiernos muy problemáticos, por eso -a pesar de ciertas similitudes- no es Canadá", resumió, aunque rechazó la estrategia de "copiar" modelos exitosos: "No se puede imitar a Dinamarca".

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