El inicio del FIFA-gate

Extorsiones, asesinatos, sobornos y hasta una pelota firmada por los jugadores de la final de 1978 fueron las bases del FIFA-gate. La consigna era hacer de la FIFA una multinacional.

El FIFA-gate se inició hace mucho tiempo, más de 40 años atrás. Argentina 1978 no fue solo utilizado por la dictadura cívico militar que gobernaba el país en esos años, sino que además fue aprovechado para "hacer del fútbol una empresa multinacional".

Hubo una semilla que se germinó en un ambiente propicio para que la corrupción se apoderara de un lugar más extenso dentro del fútbol. En la historia se habían conocido varios casos de sobornos dentro de las canchas, pero en esta oportunidad se estaba gestando algo muchísimo más grande que un puñado de pesos por "ir para atrás" en un partido.

El Mundial de Inglaterra 66 dejó un fuerte resquemor entre la CONMEBOL y la FIFA, debido al trato que sufrieron Argentina, Brasil y Uruguay en la Copa de la isla. Mientras los brasileños quedaron afuera en la primera ronda, Argentina jugó en cuartos de final contra Inglaterra con un árbitro alemán, y Uruguay, contra Alemania con un referí inglés.

La eliminación de ambos con escándalo, con el consecuente allanamiento del camino para que los europeos pudieran interrumpir el monopolio de títulos brasileños, provocó que los dirigentes sudamericanos decidieran separarse de FIFA, aunque fue por un breve lapso.

Desde enero de 1958, en la Confederación Brasileña de Deportes (CBD) estaba al frente Joao Havelange, un exnadador olímpico, hijo de un acaudalado comerciante de armas. Heredero de esa empresa bélica, la dejó de lado para dedicarse a la dirigencia deportiva.

Bajo su mandato en el deporte brasileño, la selección canarinha ganó 3 Copas Mundiales (1958, 1962 y 1970), con Pelé como figura destacada en todos los planteles. Por eso, "O Rei" fue su predilecto durante mucho tiempo. Con él a su lado, Havelange construyó un imperio futbolístico que dominó al mundo por completo.

La FIFA estaba dirigida por el inglés Stanley Rous, exárbitro y dirigente de fútbol inglés que había presidido la Football Association y propiciado el retorno de las cuatro selecciones de las islas (Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda del Norte) a competir en la FIFA, tras un aislamiento de 30 años.

Rous llegó a FIFA en 1961 en reemplazo de su compatriota Arthur Drewry, quien falleciera mientras estaba en el cargo presidencial. Le tocó organizar la Copa en su casa, la cual quedó en manos de Inglaterra no sin antes dejar varias controversias, como la eliminación de los sudamericanos "a patadas" (Brasil), a expulsiones (Argentina y Uruguay) y un polémico gol fantasma en la final entre Inglaterra y Alemania.

El recelo en Sudamérica fue tan grande que el revuelo encendió la chispa para que Havelange llegara al poder del fútbol mundial, no sin antes cometer los primeros atropellos. Según cuentan Bufali, Boimvaser y Cecchini en su Libro negro de los Mundiales de fútbol, Rous fue extorsionado a través de fotos "comprometedoras" con la frase: "renuncia a la presidencia o ...".

Las imágenes, según los autores del libro, daban pruebas de los gustos sexuales del presidente, quien habría tenido encuentros con su amante, un magnate hondureño, y fueron tomadas por una ventana de un hotel. Tras finalizar el mundial de México 70, Stanley Rous ganó una nueva reelección, en la cual compitió con el brasileño, pero no sin antes sellar un pacto, en el cual el poder recaería en Havelange a partir de 1974, y así fue.

Junto a Pelé, Havelange recorrió todos los "países del tercer mundo" que comenzaron a afiliarse a FIFA en la década del 60, tras la descolonización de África y gran parte de Asia. En sus giras promovía derechos para los seleccionados de aquellos continentes (también sumó a la CONCACAF),  ya que en eliminatorias anteriores, los pocos que participaban tenían que jugar una reválida con los europeos. La cuenta era simple, cada asociación tiene el valor de un voto y quien gana más votos llega a la presidencia.

Para eso planificó la participación de 24 seleccionados a partir de España 82 (se inscribieron 109 selecciones para las eliminatorias) e introdujo el "fútbol marketinero" en lugares donde se estaba muy lejos del deporte. Estados Unidos y China eran los mayores representantes, que contaban con el dinero suficiente como para aumentar las arcas de FIFA. En Estados Unidos hubo incluso una campaña conjunta con McDonalds para incrementar el gusto por  el soccer y promocionar el Mundial de 1994.

Havelange comenzó a desplegar su plan de convertir al fútbol en una gran multinacional a partir de Argentina 78. Un año antes, amplió las competiciones de FIFA al inaugurar el Mundial sub 20 (en ese entonces era sub 19), disputado en Túnez, territorio africano, cumpliendo promesas que hizo en la gira con Pelé.

Antes había conformado una triple alianza con Horst Dassler (hijo de Adi, fundador de Adidas) y con Patrick Nally, un "experto en cosas" a quien se lo considera el padre del marketing deportivo. Nally logró, con ayuda de Dassler, que Coca Cola se sumara a "The Club", un exclusivo grupo de sponsors principales de FIFA.

La dictadura Argentina terminó siendo un terreno fértil, dentro del horror interno que vivía, para sembrar la semilla de la "multinacional". La sede había sido designada en 1966 (12 años antes, igual que Qatar 2022), pero tuvo que ser reconfirmada en 1976, cuando la Junta Militar asumió el poder en el mes de marzo.

La creación del EAM78 (Ente Autárquico Mundial 78) fue muestra suficiente para la FIFA de que Argentina estaba abierta para iniciar un nuevo negocio foráneo y a la vez mostrar a sus dirigente militares como ejemplo a seguir en el mundo. Ni siquiera la muerte del presidente del EAM78, General Omar Actis, fusilado a balazos dentro de su auto, tomó por sorpresa a Havelange.

Quien reemplazó a Actis era su amigo, el vicealmirante Carlos Lacoste, a quien pronto iba a convertir en un poderoso vicepresidente de FIFA. Las cadenas de televisión eran los objetivos principales, ya que la novedad de la televisión en vivo y a colores permitía aumentar los valores para emitir las competencias.

Para empezar a negociar con la cadena brasileña O Globo, Havelange le ordenó al entonces director de Programas de Desarrollo, Joseph Blatter, entablar relaciones con el directivo Eldir Vale, quien recibió como souvenir un pelota de la final, firmada por todos los jugadores.

Vale no le dio importancia al obsequio y se lo regaló a un periodista de la cadena, Toninho Neves, quien tuvo guardada esa Adidas Tango autografiada durante 3 décadas. Mucho tiempo después, cuando su sobrino Néstor Batista abrió su segundo bar temático de fútbol en Sao Paulo, le cedió el trofeo que, raspado por caer en manos de los hijos de Neves, aún es exhibido en el Bar Boleiros.

Dassler fundó la International Sport and Leisure, conocida como ISL, empresa asociada al marketing deportivo, pero que en realidad se dedicaba a la compraventa de los derechos televisivos de los mundiales. Esos derechos eran distribuidos por Nally y la FIFA.

Lacoste puso a Grondona al mando de la AFA en 1979 y se encumbró como vicepresidente de FIFA tras una turbio paso por la CONMEBOL. Según los estatutos de FIFA, no podía asumir, ya que carecía de experiencia dirigencial, entonces Havelange lo puso un tiempo en la Confederación Sudamericana de Fútbol, para engrosar su currículum.

Colombia iba a ser sede del Mundial 1986, pero el perfil del país no daba con el nuevo estilo multinacional de FIFA. Ahí entró en acción Lacoste, que junto a Dassler lograron quitarle la sede en noviembre de 1982, para llevarla a México, bien cerca de los Estados Unidos.

Cada 30 de noviembre San Lorenzo de Almagro festeja el día del hincha, recordando la victoria por la resistencia a la privatización del club (y a la represión policial) por parte de la empresa ISL en el año 2000. Un año después, ISL presentó la quiebra con un desfalco de unos 150 millones de dolares.

Las investigaciones sobre la empresa determinaron en 2014 que ISL había pagado sobornos a Havelange, a su yerno Ricardo Texeira (presidente de la CBF) y Nicolás Leoz (presidente de CONMEBOL), sobornos por 35 millones de dolares. Solo 1.2 millones fueron devueltos a la FIFA.

Antes de dejar la FIFA, Havelange sugirió fuertemente que se nombre a Blatter como presidente, aunque el manejo del poder verdadero estaba a cargo de Julio Grondona. Los mundiales ya contaban con 32 participantes y la multinacional largamente aceptada a nivel global.

Las empresas de márketing comenzaron a proliferar de inmediato con la llegada del cable y los sobornos por la adquisición de todos tipo de derechos se convirtieron en moneda corriente. Ya no importaba quien salía campeón, el espectáculo estaba garantizado.

Cuando el tema de las coimas se salió de control en 2010, con la controvertida elección de la sede Qatar 2022, que afectó de manera indirecta Estados Unidos, se destapó el hoy conocido FIFA-gate, que cuenta con 41 acusados que están siendo juzgados en Nueva York.

El imperial negocio multinacional creado por Havelange y finalizado por Blatter, lejos de caer con una nueva dirigencia, apenas cambió de manos y de dirección. Tal vez ahora sean un poco más transparentes las cesiones de derechos, pero la mayoría de las empresas que los adquieren son las mismas de siempre: grandes herederas de un legado de corrupción donde los billetes se pesan de a toneladas.

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