Cierre de listas, intensidad y nuevos horizontes

Por: Dante Palma

Finalmente se cerraron las listas en el marco de una expectativa y una cobertura inédita. Todos los distritos juegan pero como hemos dicho aquí varias veces, esta elección legislativa se parecerá demasiado a una elección presidencial que se dirimirá en la provincia de Buenos Aires.

El oficialismo, sin un candidato fuerte en Buenos Aires, decidió apostar a su ministro de Educación, aquel que ha tenido declaraciones muy poco felices pero que resulta un símbolo de la disputa contra los enemigos preferidos del gobierno. Porque más que una gestión en Educación, la gestión de Bullrich y Finocchiaro en Provincia apuntó, sobre todo, a debilitar al tradicionalmente combativo gremio docente. Es bastante natural que así sea pues la obsesión de un gobierno de empresarios es bajar los costos laborales presentando como “mafiosa” toda agremiación y como trabajo de segunda, o sospechoso, aquel que se realiza en el Estado. La pata territorial, y en La Matanza, se las da el carriotista, “Toty” Flores quien junto a Margarita Barrientos, suelen ser exhibidos como los morochos de la Argentina profunda que militan en Cambiemos. Asimismo, la presencia de la acomodaticia Graciela Ocaña garantiza la presencia del perfil denuncista y anticorrupción que será uno de los ejes de la campaña.   

En cuanto a la Unidad Ciudadana, la lista de diputados nacionales parece haber sido constituida siguiendo la línea de lo que fue el último acto en Arsenal. Candidatos principales poco conocidos y con perfil profesional presentados como “gente común”; paridad de género más allá de que la ley solo obligaba al 30%; renovación y prácticamente nula presencia de hombres y mujeres cuestionados e históricos a diferencia de lo que sucedió en la Ciudad donde se apostó a los referentes “clásicos”. La novedad, en todo caso, estuvo en el importante peso que se le dio al sindicalismo afín con Vanesa Siley, Hugo Yasky y Walter Correa. Hubo también lugar para los diferentes espacios que acompañaron al FPV como se observa en el caso de Leopoldo Moreau, Mónica Macha o Nicolás Rodríguez Sáa, más allá de que este último difícilmente ingrese; ningún intendente participa directamente aunque no se puede soslayar que se encuentran en un lugar expectante, Magadalena Sierra, esposa del intendente de Avellaneda, y Laura Russo, esposa del intendente de Escobar.

El único lugar vinculado al trabajo territorial fue para Fernando Espinoza quien en 2015 era acusado de traidor pero ahora se “le paga” haber encolumnado al partido con CFK; asimismo está el “caso Scioli” que algunos interpretan como una nueva humillación y otros lo ven como un reconocimiento en tanto se rumoreaba que, tras el último escándalo de su vida privada, ni siquiera iba a formar parte de las listas. Por último, la decisión de ser acompañada por Taiana parece un intento más por aniquilar la osadía de Randazzo buscando fracturar al Movimiento Evita. Fue tanto el ahínco puesto por el kirchnerismo para acabar con la “aventura de Randazzo”, que en la elección de Octubre un ojo estará en Cambiemos pero el otro estará en la performance del ex ministro. Si no se gana la elección, en todo caso, un resultado pobre de Randazzo garantizaría un espacio de minoría opositora intensa detrás de CFK. Eso es, al menos, lo que piensan algunos cuadros del kirchnerismo duro.         

El espacio de Massa, por su parte, juega todas las fichas pues sabe que si pierde quedará debilitado de cara al 2019. Su lista tiene los nombres más fuertes aunque resulta una incógnita el experimento de alianza con Libres del Sur y Stolbizer que trae votos de indignados radicales pero repele votos peronistas. Con todo, el gran desafío de Massa, además de resistir la polarización tal como lo viene haciendo, es poder emerger como un opositor al gobierno pues hasta ahora ha sido muy exitoso en ser opositor de la oposición. Oponerse a la oposición no lo transforma en oficialista pero le da una hibridez que puede perjudicarlo. Más allá de eso, supone que puede captar votos de los que, desencantados con el nuevo gobierno, tampoco desean “volver al pasado”.

El que la tiene más difícil es Randazzo. Como indicamos aquí la semana pasada, la jugada de CFK de vaciarle la interna lo dejó “pedaleando en el aire”. Una buena elección para su espacio supondría llegar a los dos dígitos captando votos de peronistas molestos con el personalismo de CFK y massistas que observan que el exintendente de Tigre no es lo suficientemente firme contra las políticas neoliberales de la actual administración. Logró sostener el apoyo de doce intendentes, le dio el primer lugar a uno de ellos secundado por Abal Medina, referenciado ahora en el Movimiento Evita, y puso a dos mujeres de su riñón: Florencia Casamiquela como candidata a senadora y Maru Zamarreño como tercera en la lista de diputados. Ahora bien, más allá de un voto más o un voto menos, el gran desafío de Randazzo es cómo adoptar una identidad propia frente a tres fuerzas que están instaladas, en particular, cómo diferenciarse de las otras dos fuerzas opositoras que, a su vez, intentarán reducirlo a la mínima expresión. 

Los meses que se avecinan probablemente no aporten demasiado a los grandes debates públicos que cualquier sociedad moderna se merecería, pero serán de una enorme intensidad política... y cuando hay grandes intensidades políticas se producen reacomodamientos, abroquelamientos  inesperados y, sobre todo, nuevos horizontes.     

*Dante Palma es profesor de Filosofía y Doctor en Ciencia Política. Sus últimos libros son El gobierno de los cínicos (2016) y Quinto poder (2014). Actualmente conduce No estoy solo en radio del Plata.

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